Los saqueos seguramente son uno de los momentos de mayor degradación de la condición humana. Es horroroso ver en carne viva lo peor de nosotros. Produce tristeza y pánico social. Ver a la Córdoba de mis amores convertida en la Córdoba de las tinieblas quiebra la esperanza y nos carga de angustia colectiva. Cuantas humillaciones juntas aparecen en pantalla y se multpiplican por las calles. La mujer que cuenta como los vecinos de la otra cuadra desvalijaron su casa tiene el alma desgarrada. Grita, llora, aúlla y no encuentra explicación. Treinta años trabajaron mis padres para tener esta casa, dice entre sollozos. Y no estamos hablando de una mansión ni de un castillo.

Apenas de una casita sencilla y confortable edificada con el sudor de la frente. Y en un segundo una marea de ex humanos o de subhumanos destruyó todo. Se llevaron hasta los ceniceros. Una señora escapó con un portaretratos de la comunión de la hija de la dueña de casa. ¿Que mecanismos perversos funcionan para que gente normal se transforme en animales que se devoran a sus propios vecinos que es como devorarse a si mismos? ¿Cuanto valía ese portarretratos de madera? ¿10 pesos, 20 pesos? ¿Cuanto valía la foto que llevaba adentro de la Juana con el rosario y vestida de blanco? ¿Tiene un precio la civilización y otro la barbarie? Seguramente la señora que rapiñó lo que pudo ya está arrepentida. Unos chicos se llevaban bufandas o medias y salían corriendo. Solo dos cuadras mas allá, el dueño del maxikiosco,cerca de la cancha de Talleres, estaba subido a la terraza con una escopeta en la mano. Se sentían tiros por todos lados. Balazos de goma, de plomo, de sangre y fuego. La justicia por mano propia se apropió de la ciudad. La ley de la selva. Barricadas, linchamientos y bandas organizadas de moto delincuentes.

Córdoba fue arrasada por la irracionalidad. Hay imágenes de un muchacho en bermudas y camiseta de Instituto que se lleva un cochecito para bebe mientras un policía solitario le tira al aire vaya a saber con que. Las detonaciones logran que el vecino convertido fugazmente en delincuente reflexione y abandone el cochecito en el medio de la vereda. La irracionalidad que va y vuelve. El quiebre de los lazos solidarios mínimos de convivencia. Los responsables son muchos pero no hay dudas que los primeros que deben hacerse cargo por acción o por omisión son las autoridaes. Siempre los que mandan tienen la primera culpa hasta que se demuestre lo contrario. Las autoridades municipales, provinciales, nacionales y las autoridades policiales. Todos los que no pudieron prevenir o limitar esta suerte de anarquía ambulante que desparramó detenidos, heridos y lágrimas por toda la provincia de la tonada y el humor. Esta vez no hay lugar para el chiste cordobés. Córdoba fue una tierra de nadie invadida por el drama y hoy esta paralizada. Hoy Córdoba está cerrada por duelo. Hay un luto que debemos llevar todos porque dicen que Córdoba siempre suele ser el escenario o el espejo anticipado del país. Dios no lo permita, diría si fuese creyente. Que los gobiernos y los ciudadanos no lo permitamos, entonces. Porque aquí en la Ciudad y en el Conurbano hace varios días que también hay descontrol, pero en cuotas. Cortes de autopistas, acampes en rutas, vías del tren bloqueadas, protestas porque el viento arrasó con todo, con la luz y el agua de mucha gente humilde y necesitada.

Hay que recuperar la tranquilidad y la paz. Aquí y allá. Porque hay que volver a la Córdoba de los sueños y a la Argentina de los sueños. Es imperdonable que algunos especulen políticamente pensando que este incendio le prende fuego solo a De la Sota. Dio vergüenza ajena escuchar a Jorge Capitanich por orden de Cristina diciendo que todo se trató de un conflicto salarial y que el gobernador debe hacerse cargo. Miserables de estado. Como si la gendarmería fuese propiedad de Cristina. Como si los cordobeses fueran habitantes de otro país. Como si no pagaran miles y miles de pesos en impuestos para bancar entre otras cosas a la gendarmería. Este tipo de llamas sociales suelen ser imitadas, se produce un efecto dominó, un mal ejemplo. Por suerte la casa quedo en orden y se logró el acuerdo con la policía .

Y el narcotráfico debe ser combatido a fondo por la cuota parte que tiene en la responsabilidad de estos horrores. Y las bandas de motocicletas que rompían y robaban con impunidad pero también vecinos sueltos que aprovecharon la volada. Córdoba está de luto en el medio de las tinieblas. Castigada por sus propios problemas pero también por no arrodillarse en el altar del kirchnerismo. Capitanich debería recordar a aquel cantor popular que decía: de nada vale que corran, el incendio va con ellos.