Diego Torres cantará el primero de julio en el partido inaugural entre Argentina y Bolivia en el Estadio Único de la Plata.

Estrenará el tema oficial de la Copa América. La letra se basa en la unión, en la fiesta, en un mundo sin rencor y sin fronteras. No es el Waka Waka de Shakira, pero no tiene nada que envidiarle.

El hijo de Lolita Torres (popular cantante y actriz argentina) pasó de la actuación, a cantar Color Esperanza frente a Karol Józef Wojtyła, más conocido como el Papa Juan Pablo II. Ahora le llegó el turno de interpretar “Creo en America” ante miles de aficionados.

La canción oficial de un campeonato entre selecciones siempre queda grabada en la memoria, como si fuera un chip que al darle “enter”, recuerda lo momentos inolvidables del torneo.

En poco más de un mes cuando la escuchemos vamos a pensar en la jugada que hizo Messi, la pelota que atajó Julio Cesar, o simplemente en imágenes de algún lugar de la Argentina.

También el tema musical acompañará al video del futuro campeón. Para algunos será un recuerdo inolvidable, para otros, en cambio, tendrá un gusto amargo.

“Es la primera vez que me toca trabajar en la canción de una Copa. Fue un gran honor para mí y un enorme desafío el poder unir estas dos grandes pasiones que forman parte de mi vida: la música y el fútbol”, declaró Diego Torres.

Por el momento la letra que siempre suena y es recordada por toda América y el mundo es la de Carlitos, no la del “apache” (Tévez) a su ritmo de cumbia, sino la de Gardel; “Mi Buenos Aires querido cuando yo te vuelva a ver”.

Otro gran acontecimiento que sucede en la Copa, más allá del futbolístico, es la presentación de la Mascota. La primera vez que la Copa América tuvo una fue en Argentina 1987, con la creación de Gardelito, en homenaje al cantante de tango.

En la siguiente edición, celebrada en Brasil, un ave con atuendo de futbolista llamado Tico, fue la figura que le puso color al torneo.

Y continuaron de la siguiente manera: Guaso, un hombre rural del centro y sur chileno (Chile 1991), Choclito, un choclo que juega a la pelota (Ecuador 1993), Torito, representa la fuerza del ganado rioplatense (Uruguay 1995), Tatú, una mulita que vestía bajo su caparazón el uniforme verde del seleccionado (Bolivia 1997), Taguá, típico jabalí paraguayo tomando tereré con una pelota bajo el pie (Paraguay 1999), Amériko, extraterrestre que bajó a Colombia a ver la Copa América (Colombia 2001), Chasqui, veloz mensajero del imperio Inca (Perú 2004), Guaki, el guacamayo que lleva en sus plumas los colores de la bandera venezolana, y ahora le tocó el turno a Suri, un simpático ñandú cordillerano (Argentina 2011).

El ñandú es un ave voladora, también se le suele llamar avestruz americana. Se encuentra exclusivamente en Sudamérica.

Tiene una altura que llega a alcanzar 150 cm, con patas desarrolladas y adaptadas para la carrera, que terminan en tres dedos, largo cuello y las alas, inútiles para el vuelo. La cabeza, pequeña y de color ceniciento, está dotada de un pico fuerte, deprimido y ancho en la base. De color negro en cuello y pecho y gris en el resto del cuerpo.

El fútbol enfrenta, la bandera identifica y la mascota y su música los hermana.