Se lo digo en verso: lo único que blanqueó el blanqueo fue a Guillermo Moreno. Moreno es un personaje tan oscuro como antes pero, a partir de ahora, un poco más blanco. Blanco de todas las críticas. Y el elegido de la presidenta. Después de su último fracaso absoluto nadie duda de que Guillermo Moreno es el hombre más poderoso del gobierno. Es el autor material de los despropósitos cuya autoría intelectual le corresponde a Cristina Fernández de Kirchner. Esto quedó claro después que el mismísimo jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray fuera desautorizado. Le había recomendado públicamente a la presidenta que no prorrogara la sinrazón.

Desde el comienzo definimos al blanqueo como un atropello a la honestidad de los argentinos honestos. Una ley que debería avergonzarnos a todos y a todas. Es insólito la profundidad del fracaso: apenas 1930 personas blanquearon 380 millones de dólares. Es decir que ni los evasores tuvieron confianza en el gobierno. Hasta ellos reclaman seguridad jurídica. Es el mundo del revés. No saben que el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

Por eso nadie la quiso usar demasiado, pero el blanqueo es una puerta abierta para todos los hombres de mala voluntad que quieran traer su dinero sucio al suelo patrio. Es la institucionalización de una gigantesca maquinaria lavadora de la plata del delito. Se blanquea lo negro, los trapos sucios. Se lava lo sucio. Los dólares producidos por la industria de la evasión impositiva, de las coimas, del narcotráfico, el contrabando y otro tipo de disvalores que el gobierno actual celebra con lo que llama en el orgasmo del eufemismo: “ley de exteriorización voluntaria de la tenencia de moneda extranjera en el país y en el exterior”.
 
Es la ley de la vergüenza. Es un traje a medida de las necesidades de los delincuentes aprobada con la mano levantada de 130 diputados del kirchnerismo y los alrededores. Serán acusados de infames traidores a la patria por varios legisladores. Es una ley que celebran con champagne todos los malandras y que le amarga la vida a todos los ciudadanos honrados que hacen un esfuerzo fenomenal para pagar hasta el último centavo del último impuesto. Transformaron en ley al pito catalán a la ética. Le mojaron la oreja a los tontos que cumplen con sus obligaciones como contribuyentes.

Fue el último aporte que le hizo a la legislación vigente el ex jefe del bloque del Frente para la Victoria antes de convertirse en ministro de Defensa. ¿Usted recuerda como se abrazaba Agustín Rossi con el Cuervo Larroque y Carlos Kunkel cuando la aprobaron? ¿Qué festejaban ¿ El ascenso a primera de Rosario Central? ¿La creación de cientos de fuentes de trabajo? ¿Algo revolucionario, alguna ampliación de derechos para todos y todas? No. Los presuntamente rebeldes, gritaban y saltaban felices por el triunfo de la ley de blanqueo del dinero negro y el verticalismo. Sapos para todos y todas. Aceite de ricino que se toma en nombre de la defensa de los intereses nacionales y populares.
Hasta los bancos abrieron el paraguas y reportaron todas las operaciones como sospechosas. Por las dudas, se curan en salud. No quieren ser cómplices de una transfusión de sangre negra a los cedines que están en terapia intensiva al borde de la muerte comercial.
¿Alguien puede explicar donde está el costado progresista y popular del segundo blanqueo en cinco años.? Es una alfombra roja tendida para los atorrantes de todo tipo.
 
¿Cuál es el costado revolucionario de salvar a Lázaro Báez pòr segunda vez de sus bóvedas ocultas y sus balanzas para pesar euros robados a todos los argentinos que deposita en Suiza? ¿En que se beneficiaron los laburantes de La Matanza, por ejemplo? ¿Es una forma de cuidar que la figura de Néstor y Cristina no se salpiquen tanto con esta mina de megacorrupción a cielo abierto que instalaron? Pregunto.

Es la ideología del espasmo y del espanto. Del pragmatismo y la desorientación disfrazada de progresismo. Pasaron de un saque del traje a rayas para los evasores que había recitado Néstor Kirchner a premiar con medalla y besos a los estafadores. Ladriprogresismo que permite que ganen mas plata mas fácil los mas truchos. Justo en el momento en que la sociedad esta exigiendo que dejen de robar, se abren las puertas a todos los testaferros. La presidenta se queja de la corruptela judicial. Pero todo esto tiene un solo nombre: Cristina blanqueó a Moreno. El comandante en jefe de la jefa.