¿Se imagina usted al fundador y director académico de una universidad vendiendo choripanes en la puerta para pagar el alquiler del edificio? Eso hacía el intelectual, abogado y escritor Vicente Zito Lema. Eso es militancia bien entendida. Vendían rifas para afrontar los compromisos que tenía la humilde casa de altos estudios de las Madres de Plaza de Mayo. Iban con Hebe a la puerta de la cárcel de Trelew y con un alto parlante, cada uno a su manera, homenajeaba a los presos fusilados el 22 de agosto de 1972. Vicente leía poemas revolucionarios y Hebe reputeaba a los militares. Zito Lema siempre reivindicó a las madres porque eran las madres de sus compañeros asesinados.
 
Pero el ya defendía los derechos humanos junto a Rodolfo Ortega Peña desde la época de la dictadura patricia de Juan Carlos Onganía. Por eso no podía aceptar las órdenes de un personaje que la máxima realización de su vida había sido asesinar a sus padres. Sin embargo Hebe le decía una y otra vez que le hiciera caso a Sergio, que Sergio era su hijo. Estamos hablando de algo que ocurría en el 2003. Hace 8 años que Hebe no quiso, no pudo o no supo escuchar a Zito Lema cuando le advertía que ese personaje era un lopezrreguista mafioso peligroso.

El escándalo se desató cuando de buenas a primeras, apareció Schoklender para decir que había conseguido un edificio de 11 pisos y 4 subsuelos para mudar la universidad. Había dos posibilidades: era un milagro de Dios o un hecho delictivo. Zito Lema, ya se sabe, es ateo. Por eso no dudo en decir que no iba a manchar su trayectoria ética de militante con la posibilidad de ir preso por las locuras de Schoklender. Y asi fue. El vendedor de choripanes se fue a una suerte de nuevo exilio, acusado de traidor por muchos de sus viejos compañeros de izquierda y Schoklender se fue a caja registradora, a convertirse en estafador en jefe de una asociación ilicita. Hoy está mas claro quien es el traidor.

Hoy está mas claro quien tenía verdad y justicia en sus palabras y quien era un psicópata violento que en cualquier momento sacaba una pistola para imponer una idea. Hace ocho Hebe abandonó las manos limpias de Zito Lema y adoptó un hijo de puta con perdón de las putas. Recién hace una semana Hebe Bonafini pareció comprender la gravedad de lo que hizo por acción o por omisión. Puso el símbolo inmaculado de un pañuelo blanco en las manos de alguien que las tenía manchadas por el parricidio y el sueño burgués del yate y la Ferrari. Alfredo Grande es un psicoanalista de izquierda que también estuvo al lado de las madres desde la primera hora. El explica como un vínculo pasional trágico la relación entre Hebe y Sergio. Hebe termina querellando a su hijo, es decir que sale de esa enfermedad, de una manera trágica.

Lo califica públicamente de maldito y dice que tendría que ir a la cárcel por el resto de su vida. Pero hace apenas 15 días minimizó el tema diciendo que eran “pelotudeces”, acusó a los periodistas enemigos de poco menos que inventar el caso y oficialmente en la página web de la fundación lo encubrió con un comunicado que decía que se habían desvinculado de común acuerdo, que le decían un hasta luego a Sergio y que le estarían toda la vida agradecidos.

El oportunismo del gobierno llegó a la vida de Hebe muy poco después que Schoklender. La voracidad por el dinero de Néstor Kirchner y Sergio Schoklender, los dos que se proclamaron hijos de Hebe, enseguida se complementó y juntos produjeron el daño moral más grande que las Madres de Plaza de Mayo sufrieron en toda su heroica historia. Lograron sentarlas en el banquillo de las acusadas. Ni el genocida Alfredo Astiz lo hubiese soñado. Y eso que fue el que se infiltró y mandó a la muerte a Azucena Villaflor, la reina madre que parió a las madres. Grande suele citar a Freud para pensar porque Hebe tardó tanto en romper. Dice asi: “el paciente sabe, pero como no sabe que sabe, cree ignorarlo”. Dice que la idealización es enemiga de lo ideal y por eso es tan difícil salir del culto a la personalidad. Es un buen consuelo, casi religioso. Pero la justicia terrenal, necesita más que eso.