PRETORIA, Sudáfrica.- Después de una entretenida tarde sabatina, donde cambiamos el fútbol por un rato y nos fuimos a Witbank, una pequeña ciudad minera, para presenciar lo que realmente es el deporte nacional sudafricano, el rugby; llegamos una vez más a Pretoria para asistir al partido entre Camerún y Dinamarca.

Esta vez el color que los fanáticos dan en cada partido cambió un poco, ya que en esta ocasión y debido a nuestro viaje, llegamos ya cuando la noche había caído. Igual esto sólo nos complicó cuando quisimos tomar fotos, pero para lo demás, todo fue perfecto.

Como ha sido costumbre en este Mundial, cuando juega un equipo africano, lo que más se ve y se escucha son las vuvuzelas por todos lados, canciones típicas de este continente y por supuesto, un sin número de trajes y vestimentas diferentes que hicieron del resto de la tarde noche un escenario digno de ver.

Los cameruneses estaban muy bien organizados en las afueras del estadio, casi que en cada esquina había grupos soplando vuvuzelas y bailando ritmos que para nosotros resultaron bastante extraños pero divertidos. Realmente la gente de África vive la vida muy alegre o por lo menos cuando vienen a fútbol se les ve así…

En una de esas calles llenas de seguidores de Los Leones Indomables, nos topamos con grupo bastante atípico, ya que entre todos resaltaba una fanática que estaba de los pies a la cabeza con los colores de la bandera de Camerún, lo extraño es que ella era de piel blanca… junto con mi colega estuvimos tentados de preguntarle de dónde era o porque estaba así era seguidora del país africano, pero la verdad no nos animamos.

Siguiendo nuestro recorrido por las calles aledañas al Loftus Versfeld, llegamos donde estaba el mayor número de hinchas daneses, como era de esperarse, los cantos en su idioma a favor de la selección, la cerveza (mucha cerveza), las grandes banderas rojas con blanco y por supuesto, sus lindas mujeres, estaban presentes, ahí nos acercamos a tomar unas cuantas fotos pero después de corto tiempo nos tocó alejarnos porque algunos fanáticos borrachos empezaron a molestar pidiéndonos de muy mala manera que les tomáramos fotos, afortunadamente no pasó nada.

Después de lo acontecido con los hinchas europeos, decidimos entrar al estadio para ubicarnos, esta vez, en sillas comunes y corrientes más cerca de lo normal de los espectadores.

Digamos que aunque era más incómodo para escribir en la pc, por el contrario era mucho mejor ya que pudimos vivir las emociones de unos cuantos hinchas daneses mucho más cerca… Esto nos dejó ver como el fútbol se vive en un Mundial de fútbol, ya que por primera vez tuvimos la oportunidad de verlos a simplemente unas sillas de distancia.

A finalizar el partido, los hinchas daneses se escucharon más que nunca, aparecieron más banderas de las que se vieron durante el partido y la fiesta en las tribunas duró hasta varios minutos después de pitazo final. por parte de los africanos, sólo queda reconocerles que aunque su selección quedó eliminada, nunca dejaron de bailar y cantar y mucho menos de apoyar a s equipo...