El frío congeló a Brasil y la fiesta en las tribunas
La fiesta en las tribunas esta vez fue diferente, había miles de brasileños y solo un puñado de norcoreanos (casi se podían contar con las dos manos) que por el motivo del gélido frío estaban más bien sentados protegiéndose que tratando de cantar y alentar cada quien a su selección. Sólo las famosas y ya insoportables vuvuzelas, aparecían cada cierto tiempo como para darle el ambiente y recordarnos a todos que estamos en Sudáfrica.
Martes 4:30 pm en Johannesburgo. Bajamos del auto y fue tanto el frío que en verdad dudamos en caminar cerca de 5 cuadras para llegar al estadio Ellis Park y presenciar el partido de Brasil – Corea del Norte. Desde que estamos en Sudáfrica, nunca habíamos sentido tanto frío y eso que todavía faltaba que llegara la hora del encuentro.
Ya desde temprano en la mañana cuando asistimos al entrenamiento de Holanda, el viento casi congelado nos adelantaba lo que horas después deberíamos soportar en las tribunas del estadio.
Afortunadamente llegando a la catedral del rugby sudafricano, la torcida brasileña calentaba los alrededores con sus típicas canciones, bailes y la alegría que siempre les caracteriza en cualquier parte del mundo.
Esta vez no pudimos disfrutar de una larga previa en los alrededores como lo veníamos haciendo a diario, era tal el frío que nos tocó resguardarnos en el centro de prensa hasta 15 minutos antes de empezar el partido.
La temperatura cada vez bajaba más y junto con mis colegas ya sabíamos lo que nos esperaba, de hecho uno de ellos se negó rotundamente en subir a la tribuna (ahora que terminó el partido, hubiera hecho lo mismo que él).
Cuando agarramos valentía para salir hacia el estadio (hay que caminar unos 200 metros desde la sala de prensa), muchos fanáticos seguían haciendo largas filas para ingresar a la cancha pero nunca estuvieron callados, los miles de brasileros cantaron hasta que el frío los dejó.
Ya cuando por fin nos acomodamos en nuestro lugar de prensa, ya sabía que la iba a pasar mal durante el partido y así fue, literalmente me congelé y eso que tenía guantes, bufanda y todo lo que uno se pueda imaginar. Además, el partido era muy aburrido, Brasil atacaba pero sin definir y Corea hacía lo imposible por defender el cero en su arco.
Lo único divertido fue ver a un hincha muy cerca de nosotros con una foto tamaño real de Ronaldinho, la cual la mostraba como protesta por la no convocatoria del jugador del AC Milán.
La fiesta en las tribunas esta vez fue diferente, había miles de brasileños y solo un puñado de norcoreanos (casi se podían contar con las dos manos) que por el motivo del gélido frío estaban más bien sentados protegiéndose que tratando de cantar y alentar cada quien a su selección. Sólo las famosas y ya insoportables vuvuzelas, aparecían cada cierto tiempo como para darle el ambiente y recordarnos a todos que estamos en Sudáfrica.
Al final el Scratch ganó 2 a 1 sin convencer, de hecho, creo que los norcoreanos con el descuento conseguido sintieron como un gran premio a su labor durante casi todo el juego y además seste gol sirvió para dar un llamado de alerta a sus próximos rivales en la segunda y tercera fecha.
Por Daniel Dionisi