Hace tan sólo 15 días el equipo de Arruabarrena perdió 4 a 1 contra Racing. Con más incógnitas que certezas y expulsiones infantiles.  Se expuso el potencial del último campeón contra el desorden futbolístico, mal influenciado por estados alterados de un equipo Xeneize que arrancó el 2015 demasiado nervioso.

Pero en el fútbol las cosas cambian muy rápido. En las malas todo se agranda y el ánimo cae por el suelo, pero cuando se gana llegan nuevos horizontes y aparece la confianza,  fundamental en cada jugador. Eso ocurrió en Mar Del Plata, con el primer superclásico de verano. Boca pudo dejar atrás un 2014 sin triunfos frente a River. Con suplentes venció a los Millonarios 1 a 0.

Pero el Vasco ponía todas las fichas en el encuentro contra Vélez y pasó la prueba. Esta vez con los titulares, en un partido más trabado que bien jugado, venció al Fortín y obtuvo el pasaje para volver a jugar la ansiada Copa Libertadores, esa obsesión de los hinchas.

Ya más aliviado, y con el objetivo del verano cumplido, llegaba el segundo superclásico que va a quedar en las historia. Boca le dio una paliza tremenda a un River descontrolado. Con algunos titulares y suplentes, goleó 5-0 con tantos de Cristaldo, Palacios, Chávez, Calleri y Bentancur. En el rival vieron la roja Mayada, Sánchez y Teo Gutiérrez.

Boca necesitaba un equipo y ahora puede armar dos. Comenzaron a llegar los refuerzos, pero los que aparecieron fueron los pibes.

"Hemos cambiado nombres y han respondido todos. Han estado todos en un rendimiento muy alto a lo largo del verano, o casi todos, sobre todo los chicos", destacó el Vasco, que encontró buenas performances hasta en juveniles como Cristaldo, Bentancur y Vadalá.

Lodeiro se sumará a los refuerzos que llegaron para esta temporada, que son Guillermo Sara (Real Betis, España), Gino Perruzzi, Alexis Rolín, Luciano Fabián Monzón (los tres del Catania, Italia), marco Torsiglieri (Metalist, Ucrania) y Pablo Pérez (Málaga, España).

Además, regresaron de sus préstamos Cristian Pavón (Colón de Santa Fe) y Sebastián Palacios (Arsenal).

River, en cambio, tenía un equipo y ahora lo que persiste es la duda.  Ese mismo plantel que por momentos, en el 2014, parecía invencible hoy no encuentra el rumbo.

A Gallardo el verano le deparó un problema que no imaginaba. Entre rendimientos pobres y aquellas actitudes poco profesionales, una formación indiscutida y exitosa de pronto pasó a sembrarse de incógnitas.