Agradezco a Romina Smith y Fernando Massa.

Natalia y Florencia no se conocen pero son hermanas de tragedia. Natalia y Florencia salieron del mismo lugar y viajaron en el mismo tren de la muerte. Ambas, como todos los días, se treparon a un vagón del Ferrocarril Sarmiento en la estación de Merlo. Ambas iban a trabajar y terminaron evacuadas en helicóptero rumbo al hospital por la gravedad de las heridas que padecieron después del choque contra el anden 2.

A Natalia y Florencia las operaron una y mil veces. Entraron al quirófano casi día por medio. Los médicos dejaron sangre, sudor y lágrimas para salvarles la vida. Para arancarlas de esa sepultura en la que estaban adentro del tren. Y después, trabajaron día y noche para salvarles las piernas. Para que Natalia y Florencia puedan volver a caminar.

Florencia ya salió pero Natalia todavía está internada en la habitación 14 A del Centro Médico Fitz Roy en Villa Crespo.

Dos vidas jóvenes que se salvaron por la capacidad médica pero también por el coraje de las chicas. Varias veces se cayeron, estuvieron a punto de bajar los brazos. Pero también varias veces se levantaron y le metieron para adelante. Ya se sabe que la grandeza de las personas no está en no caerse. Todos nos caemos alguna vez. La grandeza está en levantarse cuantas veces sea necesario.

Natalia Mesa tiene 28 años y dice que nadie del gobierno ni de la empresa TBA se acercó para interesarse por ella. Fue la última en salir con vida del primer vagón. Se dio cuenta por los aplausos de los bomberos y los voluntarios. Estuvo 4 horas atrapada en esa pila de gente. Tenía una persona muerta arriba. Jamás olvidará a un chiquito de 11 años que lloraba y que finalmente falleció de un paro cardíaco cuando lo sacaron. Mucha gente murió mas por asfixia que por el impacto del choque.

Había tanta gente de mas en los vagones que se apretaban unos a otros, perdían el aire, se estrujaban sus pulmones, el cuerpo se les hinchaba. Varias veces Natalia dijo que la dejaran allí. Que no daba mas o hasta acá llegué. “Vamos fuerza, aguantá, que te sacamos”, le gritaban los rescatistas. Tuvieron que utilizar una sierra para cortar las chapas retorcidas y finalmente salió. Con un hilito de vida. Con fracturas expuestas en ambas piernas. Con la tira de su propia mochila marcada a fuego en su cuello.

Beatriz, su madre vió todo por televisión y salió a buscarla. La encontró en la sala de operaciones del Santojanni. Natalia estaba preocupada por los tres celulares y los 700 pesos que tenía encima. No eran de ella, eran del negocio mayorista en el que trabajaba. Insólitamente la policía le decía que tenía que ir personalmente a buscarlos.

Ella no pasaba 48 horas sin entrar al quirófano. Los 700 pesos y las tarjetas de crédito desaparecieron. Miserias humanas, que le dicen. Ella se rie pensando que los perros son los mejores amigos del hombre y por eso sueña con ser veterinaria. Tiene una larga rehabilitación por delante. Pero tiene la valentía suficiente para afrontarla.

Florencia Ilabaca tiene apenas 23 años. La operaron 30 veces en 70 días para reconstuirle los músculos y la piel de sus piernas. Hace muy poco que salió del hospital y está recuperandose en un departamento que le prestó la empresa TBA. Le queda por lo menos un año de ejercicios por delante. Solo tiene palabras de agradecimiento para todos los médicos y enfermeras del hospital Pirovano. Cada uno puso la energía y el afecto necesario y pudieron salvarle la vida.

Va a empezar la rehabilitación en el Fleni, un lugar de excelencia, casi único. Dice que pasó del horror al dolor. No es poco. Eran tres amigos los que viajaban en ese tren maldito. Iban a trabajar, por supuesto. Alan, superó la fractura de cadera y de varios huesos y recién tuvo el alta hace 15 días. El encuentro fue desgarrador. Abrazo interminable, lloraron sin parar y homenajearon la memoria de Federico Bustamante, el otro amigo que no pudo sobrevivir. Rezaron por el y por todos.

Florencia no puede olvidar aquel día. Los asientos astillados, el piso cortado entre hierros, los chicos y los viejos apilados como sardinas. Sintió que Fede le apretó un dedo de la mano como para ayudarla. Pero él se murió antes de que llegaran a atenderlo. Florencia después se desvaneció.

Natalia y Florencia son solo dos ejemplos entre los 700 heridos. Salvaron sus vidas y pelean por salvar sus piernas.

El juez federal Claudio Bonadío empezó hoy a tomar declaracion indagatoria a los 30 imputados. Entre ellos están quienes tienen muchas explicaciones para dar. Los dos secretarios de transporte del kirchnerismo, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi y los empresarios Cirigliano.

Hay que establecer a donde fueron a parar los multimillonarios subsidios que pagamos todos los argentinos y porque los que tenían que controlar no controlaron. Está claro que no hubo un accidente. Que fue un siniestro en todo el sentido de la palabra siniestro. Una tragedia anunciada que se pudo evitar. Por eso hoy es un día tan especial para todas las víctimas de la estación Once. Para los familiares de los 52 fallecidos y para los 700 heridos, sobre todo para Natalia y Florencia que no se conocen pero son hermanas de la tragedia. Para terminar con la impunidad. Para que haya juicio, castigo y condena a los culpables. Para que los muertos puedan descansar en paz y para que las heridas puedan cicatrizar.