Llamado a la solidaridad: se necesita un juez o un fiscal con huevos de cualquier grupo o factor. Los argentinos necesitamos recuperar la esperanza y que un hombre de la justicia demuestre el coraje necesario para actuar rápidamente en la investigación del caso de corrupción mas grave de la década kirchnerista. Yo creo que la historia la construyen los pueblos y no los individuos. La gente con su voto, con su protesta cacerolera en la calle, con su militancia partidaria o ciudadana. Pero también hay ciertos momentos en donde esas multitudes necesitan un liderazgo moral. Alguien que se ponga al frente con su ejemplo ético.
 
Un hombre o mujer de la justicia con los huevos o los ovarios suficientes como para superar el miedo que parece haber envuelto a los tribunales argentinos. Una persona que dignifique su profesión, que resuelva jugarse entera por establecer la verdad, la justicia y la condena correspondiente a los que le roban millones y millones a los mas pobres y los depositan en cuentas suizas. Ya sabemos que el juez será Santiago Casanello pero por ahora no hay nadie desde la justicia que ordene los allanamientos urgentes para que se puedan secuestrar las computadoras y las pruebas correspondientes antes de que sean borradas las huellas digitales de los delitos.

Dicen los cronistas policiales más veteranos que mientras pasan las horas, la verdad se aleja.

Por eso necesitamos alguien que cite urgente a declarar a los involucrados y encabece allanamientos de empresas, propiedades y secuestre planes de vuelos privados y sospechosos desde las 80 pistas clandestinas de la provincia de Santa Cruz. Peritos con agallas y expertos que comparen las contabilidades, los pagos de impuestos, los sobreprecios, las cuentas en las guaridas fiscales de piratas, alguien que investigue a fondo la relación entre las familias Báez y Kirchner.

Yo se que en la justicia hay pánico. Que justo ahora se intenta aprobar leyes que van a terminar con todo vestigio de independencia. Que los funcionarios judiciales temen perder su trabajo. Nos pasa a todos. Pero algunos deben sobreponerse a esos miedos y defender su dignidad como personas y como hombres de leyes. Hay muchas preguntas para hacer. Muchos papeles por revisar. Por ejemplo:¿Por que motivo, la custodia del mausoleo de Néstor Kirchner no es realizada por la policía provincial o federal o la gendarmería? ¿Cómo es posible que la faraónica tumba de un ex presidente, gobernador e intendente construida por Lázaro Báez sea vigilada por los empleados del mismo empresario?

Y además, que el árbol de la farándula no nos tape el bosque de Lázaro Báez. No hay que dejarse engañar por los fuegos artificiales de los esposos de dos bellas mujeres llamadas Iliana y Karina. Como ciudadanos, debemos exigir que la justicia investigue a fondo a uno de los empresarios más poderosos de la Argentina para que demuestre como hizo su fortuna. Como periodistas debemos poner nuestra lupa crítica sobre un personaje que definí como el Yabrán de los Kirchner. Es que todo su enriquecimiento súbito está flojo de papeles y se hizo como un vampiro que le chupa la sangre al estado. Lo hizo con la adjudicación de casi el total de obras públicas que dependían de su amigo, socio y cómplice, Néstor Kirchner.

Necesitamos aunque sea un juez, un fiscal con los huevos bien puestos. El premio va a ser inmenso. Podrá mirar a los ojos a sus hijos y a sus nietos y tendrá el reconocimiento eterno de la sociedad como pasó en Italia con el fiscal Antonio Di Pietro quien encabezó el operativo Mani Pulite. En aquella ocasión se desbarató una red mafiosa de corrupción entre los funcionarios políticos y empresarios que robaban fortunas inmensas.

También se conoció como la “tangentópoli” ya que tangente es la forma de llamar a la coima o a los sobornos en italiano. Necesitamos gente de la justicia que demuestre que está dispuesta a pelear por una sociedad de manos limpias y uñas cortas.
La investigación de Lanata tocó el corazón corrupto del modelo. Hace falta un estado transparente y una justicia independiente y corajuda que controle y actúe como contrapoder. Igual que en el comienzo de la patria, el pueblo quiere saber de que se trata. Necesita ver para creer.