Las diferencias abismales que existen entre el relato oficial y la realidad son esquizofrénicas. Se habla de dos países totalmente distintos. Hoy mismo se publican informes muy rigurosos con una radiografía social muy preocupante que el gobierno no supo, no quiso o no pudo cambiar. Y por eso apeló a la mentira, la exageración, el ocultamiento y otras formas del engaño lingüístico.

El Observatorio de la Deuda Social de una Universidad Católica Argentina revela datos que deberían convertirse en un mapa para establecer las políticas de estado de la próxima década. Allí están las prioridades que este gobierno y los que vengan tienen que solucionar con urgencia. No hay nada mas importante que combatir la pobreza y la desnutrición. En el país de los alimentos, en la patria que está en condiciones de producir comida para 600 millones de personas, es intolerable que haya 3 millones de hermanos nuestros malnutridos o 10 millones de pobres.¿Escuchó bien? Después de la década ganada por algunos empresarios y altos funcionarios, todavía hay 10 millones de pobres y 3 millones de compatriotas que tienen dificultades para nutrirse como corresponde.

Pagar esa deuda es justicia social en estado puro. Cerrar esa llaga es progresismo en serio. Terminar con esa vergüenza debe ser el objetivo de todos. Pobreza cero, indigencia cero, hambre cero es la fórmula de la inclusión y la convivencia pacífica. Es la madre de todas las soluciones.

El informe tiene denuncias dolorosas que muchos no quieren ver. Dice que entre 2004 y 2012 aumentó la desigualdad porque se deterioró el acceso a un empleo formal, a la vivienda, la salud y la educación. Escuche bien por favor. Después de 10 años de crecimiento a tasas chinas, una de cada diez viviendas no tiene agua corriente y 3 de cada diez no tienen cloacas. ¿Que me dice? Casi la mitad de los argentinos tiene un empleo precario, el 37 % de los jóvenes no termina el secundario y el 20 por ciento no trabaja ni estudia, son los que integran ese triste ejército de los Ni Ni.

Hay mucha información prolijamente ocultada o disfrazada por el gobierno que muestra una realidad que explica muchas de las cosas terribles que pasan en los últimos tiempos, la inseguridad, el aumento del consumo y el tráfico de droga, la falta de reglas y la intolerancia intracomunitaria. Para el INDEC que estafó Guillermo Moreno, una familia tipo, de padre, madre y dos hijos necesita 1.750 pesos para no ser pobres. ¿escuchó bien? Eso significa que cada integrante de la familia debe arreglarselas con 15 pesos por día para no ser considerado pobre. Un verdadero despropósito. Todos sabemos lo que puede comprarse con menos de 15 pesos.

Pero lo mas grave de una enfermedad es no reconocerla. Porque si alguien es conciente de que tiene un mal y lo trata como corresponde, tarde o temprano lo va a resolver. Pero si lo niega, si lo esconde debajo de la alfombra, esos problemas se van a multiplicar y crecer como una bola de nieve. Hace poco, uno de los argentinos que mas sabe de la historia de la fábula contó en estos microfonos, con una fábula, la diferencia que existe con la verdad.

Dijo lo siguiente: ambas se encontraron en las afueras de la ciudad. La verdad le dijo a la fábula: me echaron. No me aceptan desnuda. La fábula le contestó: a mi también me echaron de la ciudad. Me acusan de inventar fantasías, de ser mentirosa y de vestir con ropas estrafalarias. Pero hagamos una cosa, dijo la fábula: "Yo te doy mis ropas y vestidos para que alguna de las dos pueda regresar". Y desde ese día la fábula es la forma en que se viste la verdad para que pueda ser aceptada por la gente.

El periodismo es el encargado de desnudar esos relatos para mostrar la verdad tal como es. No para ejercer la crueldad ni meter el dedo en la llaga. Para que se sepa realmente que nos pasa y los políticos propongan las mejores soluciones para resolver esos problemas. Para construir una sociedad de encuentros sin pobres ni excluídos. Una Argentina con igualdad de oportunidades. La Argentina que soñamos.