Como usuarios en internet dejamos huellas cuando exploramos el universo que componen Twitter, Instagram, Facebook (compartimos fotos), Snapchat, YouTube, los buscadores, las memorias de navegadores, los correos electrónicos o las compras con tarjetas de crédito.

Nuestra información digital está disponible "para que la compren los publicistas o para que la analicen las compañías de seguros, para que la supervisen nuestros empleadores, para que la examine el aparato de seguridad, la capture los registradores de pulsaciones en los teclados, o le den un vistazo rápido en foro de discusión anónimo",  argumentó Bernard Harcourt en su libro llamado: Expuestos: Deseo y desobediencia en la era digital. 

Cómo recomendación, lo fundamental es leer las políticas de privacidad antes de participar en una nueva red social.