El domingo 10 de julio Mauricio Macri se jugará el todo por el todo. La elección del jefe de gobierno será a suerte y verdad. Un desafío de vida o muerte para su partido que además, pondrá a prueba la verdadera fortaleza de su vocación por lo público. Macri ahora está en PRO-blemas, para jugar con las palabras.
 
Si ese día las urnas le dicen que no, es muy difícil que el PRO siga existiendo y su propia figura quedará herida de muerte política. Alguien que se propone ser presidente de la Nación no puede perder en su propio distrito. Y el futuro aparece complicado para Macri por varios motivos. Primero porque su gestión en la ciudad no fue la máquina de gestionar con eficiencia que se había prometido. Todo lo contrario, diría yo. Hay un sector amplio de la sociedad que lo apoya y otro de la misma dimensión que lo critica. Pero nadie se atreve a decir que su trabajo fue brillante.
 
Todos reconocen que fue una administración pobre que dejó mucho que desear y que nunca encontró el eje de lo que debería haber sido su epopeya. Hizo cosas buenas y malas pero siempre de vuelo corto. Nada espectacular. Es verdad que debió enfrentar el ataque permanente del gobierno nacional y el boicot de muchos gremios. Eso también le quedó claro a la mayoría de los porteños. Pero un gran liderazgo político se demuestra venciendo a los grandes obstáculos. Si no logró sobreponerse al hostigamiento permanente de los Kirchner que de entrada lo estigmatizaron como su enemigo es entre otras cosas porque le faltó voluntad y capacidad política. Jamás apeló a la sorpresa y la creatividad como gobernante.
 
Nunca quiso dar batallas políticas. Es cierto que con lo del Parque Indoamericano lo embocaron. Pero, ¿Que hubiera pasado si trasladaba su oficina al frente del parque y proclamaba que iba a dedicar el 90% de su gestión a la zona mas postergada y castigada de la ciudad? El sur también existe y Macri no terminó nunca de asimilarlo. Por cuestiones ideológicas o por falta de calle, no se sabe.

Pero no lo hizo. Lo mismo en su lucha con el tema de la Policía Federal y su negativa a desalojar los departamentos de Villa Soldati. Y lo digo como un ejemplo nomás de lo que se hubieran podido cambiar las cosas con iniciativa y audacia política. ¿Qué hubiera pasado si Macri se ponía al frente de una marcha de los verdaderos propietarios de esos departamentos usurpados? ¿ De que lado se hubiera puesto la opinión pública si todas esas familias humildes eran recibidas por Macri en su despacho y daban una conferencia de prensa para contar su realidad? Son argentinos tan o mas pobres que los que cometieron el delito de apropiarse de los departamentos, viven en peligro de contaminación grave al lado del Riachuelo y ningún argentino conoce sus nombres ni su historia de vida. ¿Qué hizo el gobierno de Macri para sacar a la superficie ese problema?

Son maneras de asumir las dificultades y de luchar de cara a la sociedad. Hoy Macri tiene el mayor desafío de su vida política. Si no gana se tiene que ir a su casa.

Es una parada difícil porque el candidato kirchnerista va a tener a su favor el crecimiento de la buena imagen de la presidenta y porque Pino Solanas, si es acompañado por Graciela Ocaña puede repetir o mejorar la actuación de hace dos años cuando sacó 438 mil votos y quedó en segundo lugar de Gabriela Michetti que logró 561 mil votos. Por lo tanto hay tres candidatos fuertes a la segunda vuelta en la ciudad: Macri, Pino y el candidato K. Hasta hace unos meses Macri iba segundo detrás de Cristina en su carrera presidencial. Hoy todavía no encontró la manera de anunciar que será candidato a jefe de gobierno sin que eso sea leído como una derrota o una cobardía. Macri tiene una fuerte intención de votos. Pero deberá competir contra otros dos candidatos que también vuelan alto. Ese el tamaño de sus PRO-blemas. Veremos si es capaz de transformar esta crisis en otra oportunidad.