Ahora ya no quedan dudas. La presidenta ordena que el jefe de los fiscales sea alguien que los discipline. Una especie de domador que, látigo en mano, obligue a los fiscales a someterse a la obediencia debida. No será una tarea fácil porque los fiscales por ley tienen independencia pero, además, hay varios que por suerte para la división de poderes son ariscos, valientes y tienen un gran respeto por si mismos. Uno de ellos se llama Carlos Rívolo.

De todas maneras hay que reconocer que la presidenta eligió al hombre ideal para el cargo. Daniel Reposo es un soldado dispuesto a gritar “subordinación y valor” para defender a Boudou. Cristina quería alguien decidido que no se detenga en menudencias como la ley y las formas. Alguien que vaya a los bifes, que sea expeditivo como Guillermo Moreno. Otro perrito faldero que ladre como Lassie. Alguien que sea capaz de utilizar hasta los puños para imponer sus decisiones. Alguien vacío de ideología pero lleno voluntarismo. Daniel Reposo es eso. Llegó a las ligas mayores de la política, en una gerencia del ANSES de la mano de Amado Boudou. Y enseguida se convirtió en el lugarteniente, en la mano derecha de Guillermo Moreno.

Para Cristina esos antecedentes son impecables e insuperables. Ahora va a tener que conseguir los dos tercios de los senadores presentes para ser designado. No parece que vaya a tener muchos problemas para lograrlo. Veremos. Carreras son carreras y votaciones son votaciones. Boudou y Pichetto juraron conseguir esos dos tercios. Ojo, que si fracasan, eso se podría leer como una severa derrota política de Cristina y lloverían sapos y culebras sobre los senadores. De todos modos, si no es votado por la oposición, la estrella de Reposo nacerá manchada. En un cargo de semejante relevancia institucional que se podría comparar con el de un miembro de la Corte Suprema, siempre es conveniente tener el mayor consenso posible.

Esteban Righi, por ejemplo, acaba de ser arrojado por la ventana del poder por Cristina pero fue designado por Néstor Kirchner y votado por unanimidad en la cámara alta. Difícil que Reposo consiga algo semejante. No tiene antecedentes académicos ni trayectoria política. Su máxima virtud es el verticalismo a rajatabla y el padrinazgo de Boudou y Moreno. Y que fue un ariete en contra de Papel Prensa. Esta designación de Cristina abre varios interrogantes. El mas importante es cual es el monto mínimo de subordinación que hay que tener para no perder el favor de la presidenta. Porque Righi no fue un opositor ni fue designado por Clarín. Porque el juez Daniel Rafecas no es un juez de derecha que conspiró contra el gobierno nacional.

Todo lo contrario, Righi y Rafecas, jugaron para Cristina pero lo hicieron con elegancia y respetando las formas. Righi le cortó las piernas a Manuel Garrido cuando fue necesario o le planteó a la Corte sus urgencias en la Ley de Medios. El doctor Rafecas transita la misma vereda ideológica del gobierno en varios temas claves como los derechos humanos y, además, con el intercambio de mensajes de texto que tuvo con un abogado de Nuñez Carmona confirmó que integra la hinchada del kirchnerismo. Sin embargo para Cristina eso no fue suficiente. Ella cree que Righi y Rafecas son demasiado prudentes.

Necesita gente que sea capaz de jugarse su propio prestigio por el modelo. Por eso Righi es un ex funcionario que se fue expulsado y manchado del poder. Rafecas deberá enfrentar un durísimo embate de sus propios aliados del oficialismo que intentarán destituirlo. Y como ya pudo comprobar no andan con chiquitas. Son capaces de violar hasta los códigos de la amistad más profundos. Por eso revelaron sus mensajes de texto que dan vergüenza ajena. Así paga el kirchnerismo a los que no son incondicionales. Cristina se creyó que está librando una guerra revolucionaria contra las corporaciones. Por eso necesita ejecutores y no intelectuales. Cruzados y no abogados. Perros de presa y no estrategas o académicos. Es un claro mensaje para la justicia y también para la política. No habrá reposo para los tibios. Ni olvido ni perdón para los traidores.