Brutal e injustificable represión policial en Gimnasia - Boca
La Bonaerense, de repetitivo accionar excesivo y violento, golpeó, arrojó gases lacrimógenos y tiró gas pimienta a los hinchas locales que querían ingresar a la cancha.
En El Bosque de La Plata se produjo un bochorno que debe tener severas consecuencias y establecer un antes y un después respecto a los organismo de seguridad. Gimnasia enfrentaba a Boca pero el partido se suspendió a los 9 minutos de juego por una nube de gases lacrimógenos que afectó brutalmente a los hinchas y hasta llegó a los futbolistas.
Lo vivido en el Juan Carmelo Zerillo tiene pocos precedentes. El accionar policial fue represivo, brutal, despiadado, inoperante e injustificado. No es novedad: en todos los partidos disputados en la provincia de Buenos Aires, los efectivos de seguridad maltratan a placer y provocan a los hinchas de manera absolutamente violenta. En este caso, solamente se excedieron un poco más y el caso tomó más notoriedad.
A falta de 15 minutos para que comience el partido, las autoridades cerraron las puertas como consecuencia de que la capacidad estaba completa a pesar de que quedaba mucha gente afuera que tenía su entrada perfectamente habilitada. De todas formas, hinchas que estaban en la zona denunciaron que los incidentes comenzaron cuando efectivos policiales agredieron a una nena, que intentaba ingresar junto con su familia.
Lo sucedido a continuación no tuvo ninguna razón de ser. La Policía Bonaerense disparó balas de goma, tiró gas pimienta y arrojó gases lacrimógenos, en tal cantidad que pasada una hora del inicio del partido el aire era aún irrespirable. Lo que comenzó como una represión finalizó casi como una trampa violenta: muchos hinchas quedaron atrapados en las tribunas sin poder respirar y hasta debieron invadir la cancha para tomar aire.
Otros salieron desesperadamente de las tribunas para encontrarse con efectivos policiales que reprimieron a quemarropa y persiguieron a personas que sólo querían irse y buscaban refugio desesperados en autos, detrás de árboles y hasta dentro de móviles periodísticos. Una verdadera cacería humana.
Incluso, periodistas de el canal TyC Sports denunciaron que un camarógrafo fue baleado pura y exclusivamente por encontrarse filmando los incidentes y la voz del estadio debió anunciar por los parlantes los nombres de decenas de chicos que en los disturbios corrieron para refugiarse y perdieron a sus familiares.
Alrededor de las 23:20 se confirmó el fallecimiento de un espectador de Gimnasia que se encontraba en una de las tribunas. César Regueiro, de 57 años, falleció de un paro cardiorrespiratorio en el Hospital San Martín, adónde fue trasladado luego de descompensarse en medio de la represión.
Obviamente, deberá investigarse a los dirigentes de Gimnasia por una posible sobre venta de entradas. De todas formas, ningún hecho sucedido en los alrededores de la cancha puede justificar la descomunal agresión policial de un organismo de seguridad como la Policía Bonaerense que desde hace años requiere una reestructuración absoluta.
Lo sucedido fue la conclusión de mucho tiempo de inoperancia y saña casi por placer, desatada con mucho más fuerza desde unos pocos años. Las políticas de seguridad del gobernador Axel Kicillof, ejecutadas por el ministro Sergio Berni, le han dado luz verde a una sarta de salvajadas que pudo terminar de manera incluso peor.