Independiente, la dictadura de Moyano y el reino del terror
El dirigente sindical se resiste a entregar un cargo que hace casi cinco meses no le pertenece. Mientras, la barra brava y la policía se confabulan para amedrentar a los socios que piden elecciones, y la prensa es censurada.
La situación de Independiente es prácticamente terminal. Pero la paupérrima situación económica y deportiva en la que la nefasta gestión de Hugo Moyano ha sumido al club no es lo más grave de lo qué pasa. La situación institucional es insostenible y la violencia ejercida hacia el socio para perpetuarse en un cargo que ni siquiera parece querer o respetar, escala cada día a niveles más bochornosos.
Desde hace meses, cada partido que se juega en el Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini es una experiencia aterradora para los hinchas del Rojo. Cada día la cuestión es más absurda y más violenta. Cada vez se disimula menos la presencia de la barra brava oficialista diseminada por sectores diversos del estadio para golpear y amedrentar hinchas genuinos.
Los socios del club de Avellaneda se manifiestan con cada vez menos miedo en las inmediaciones, por lo que las amenazas deben ser cada vez más crudas para hacerlos callar. Durante el encuentro ante Huracán del pasado sábado, grupos de violentos ocuparon visiblemente la platea Erico Baja. Es la zona más cercana a los palcos en los cuales Moyano y Héctor Maldonado se ubican, pero al mismo tiempo, es una de las zonas más familiares.
La habitual imagen de chicos corriendo y jugando a la pelota en la zona baja del estadio, detrás los bancos de suplentes, se transformó el último fin de semana en una postal del reino del terror. Niños en llanto, abuelos corriendo e hinchas temerosos por la presencia de violentos que se paseaban en grupo, insultaban a la gente y consumían todo tipo de estupefacientes al mismo tiempo.
Todo este episodio que contó con absoluta complicidad policial, tanto para permitirle a esta gente el ingreso a una zona para la que no tenía entradas, como desde la inacción al ni impedirles actuar con violencia sobre los hinchas genuinos, provocó que los habituales espectadores de esa tribuna deban irse o tengan que buscar refugio en otro sector de la cancha.
Censura a la prensa
Durante la mañana previa al partido, la dirigencia le comunicó oficialmente a los periodistas que se les impediría el paso a la zona del playón que da a las tribunas Erico y a la zona de palcos, por donde históricamente se accede a la sala de conferencias de prensa. Los motivos son varios: allí se han dado los cruces entre socios y dirigentes en el último tiempo, dado que por ahí suelen salir Moyano y Maldonado con sus fastuosas custodias. Pero además, en este caso puntual, allí se habían convocado los hinchas para reclamar contra la Comisión Directiva tras el partido.
La prohibición a la prensa, que tuvo que esperar en el mismísimo campo de juego y recorrer un camino absolutamente absurdo para llegar a dialogar con los jugadores y el entrenador, provocó una catarata de videos y testimonios brindados por hinchas sobre la manifestación. La medida, coactiva como estúpida, resultó absolutamente contraproducente. Fue un reflejo del modo retrógrado y arcaico en el que han manejado el club y demuestra que su estado actual no es casualidad.
La insoportable complicidad policial
La Policía Bonaerense desde hace meses parece responder a los intereses moyanistas. Ya no sólo maltrata al socio común por mera costumbre, mientras hace un pasillo bien organizado para que la barra brava ingrese sin entradas ni cacheo, sino que actúa contrario a la lógica más esencial de cualquier fuerza de seguridad: custodia a los agresores y reprime a las víctimas.
La dinámica es muy parecida en cada encuentro. Los hinchas aguardan la salida de Moyano en la zona del playón, le reclaman cuando deja su palco camino a su auto, hasta que algún patotero de su custodia personal agrede o insulta y ahí es cuando la policía entra en acción. Aparecen los palos, los cascos y los escudos... para castigar a los agredidos.
Este último fin de semana los fanáticos del Rey de Copas que se autoconvocaron para manifestarse fueron desalojados de la zona que les pertenece (son socios) por la Bonaerense y la barra brava oficialista, que realizaron prácticamente un trabajo en conjunto. Literalmente, los hinchas fueron empujados de ese lugar por efectivos policiales y violentos que operaron del mismo modo a metros de distancia.
Un eje esencial de una dictadura es la supresión de las elecciones democráticas. Pero no es el único. El ejercicio de la violencia para legitimar la autoridad, la censura a los medios de comunicación, la imposibilidad de formular y expresar preferencias por negativa de quienes gobiernan, son algunos de los otros elementos básicos que caracterizan a esta forma de gobierno. Todos y cada uno de ellos se ajustan a lo que vive día a día Independiente gracias a Moyano, al menos desde diciembre del 2021.