“En lo que es la producción agropecuaria, mi trabajo es equivalente a un kiosco”, explicó la pequeña productora de trigo Junín, Marisa Ibarra.
En el marco del conflicto por el trigo, que vuelve a enfrentar al campo con el gobierno, al relatar su experiencia, la mujer afirmó que “todos dicen defendernos pero somos los más perjudicados”.

“Yo pago impuestos como si tuviera un supermercado…en trigo, cosechamos en diciembre y yo le tengo que pagar a la persona que me cosechó, la máquina. No hay precio y si lo hay, percibimos un precio de 800 pesos y si lo vamos a comercializar son 600”, precisó Ibarra.

“Cuando tenés una empresa chica, como la mía, le entregamos el trigo a una cerealera. Ésa es la que lo almacena y lo comercializa. También son intermediarios, muchas veces. La cerealera me paga un precio bajo”, dijo en La Vuelta.

En ese sentido, aclaró con respecto al estacionado del producto que “el tema de silo bolsa es a partir de 100 kilos, para mí es mucho, por eso nosotros no almacenamos”.

“Lo que hacemos es esperar lo que podamos pero después tenés que venderlo porque no queda margen, tenés que vivir”, sostuvo.

“Cuando escucho hablar de créditos me pone muy mal. Nosotros somos tercera generación de un pedacito de tierra pero no tengo por qué endeudarme”, lamentó Ibarra.

“Yo tendría que poder producir y tener un sueldo, sin que nadie me tenga que tirar un salvavidas”, remarcó la mujer.