Bajo tutela de Scarabino, la Filarmónica de Buenos Aires
Se presentará el próximo jueves 25 de abril. También participará el contrabajista Javier Dragún.
El jueves 25 de abril a las 20:30 horas, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires llevará a cabo en el Teatro Colón el cuarto concierto de su abono 2013.
El programa incluye Obertura y Danzas polovtsianas de “El príncipe Igor” de Alexander Borodin (1833-1887), Concierto para contrabajo y orquesta, Op. 3 de Serge Koussevitzky (1874-1951), Concerto grosso de José María Castro (1892-1964) y Rapsodia española de Maurice Ravel (1875-1937).
La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ha sido distinguida con el Premio a la Mejor orquesta sinfónica local de 2008, otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, y obtuvo dos Premios Konex de Platino como la mejor orquesta argentina de las últimas dos décadas, en 1999 y en 2009.
Poseedor de una sólida formación musical, Guillermo Scarabino estudió dirección con Washington Castro, Laszlo Halasz, Igor Markevitch y Hans Swarowsky. Fue titular de las orquestas de Mar del Plata, de la Universidad Nacional de Cuyo y Académica del Teatro Colón. Ha actuado como director invitado con más de cuarenta organismos sinfónicos de América y Europa. Ejerció la docencia de su especialidad en las universidades Nacional de La Plata y Católica Argentina. Es Vicepresidente de la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina y Director del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
Javier Dragún nació en 1969. A los 14 años comenzó a estudiar contrabajo con Enzo Raschelli de Ferraris. Fue el contrabajista más joven en integrar la Orquesta Estable del Teatro Colón, cuando tenía 17 años, y desde los 18, desarrolla su actividad como concertista. Ganó por concurso el puesto de solista de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales, con la cual realizó extensas giras. En 1995 obtuvo por concurso el puesto de primer contrabajo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, cargo que desempeña actualmente. Desde hace 20 años se desempeña como docente de su instrumento.
Músico solamente en los ratos que le dejó libre su profesión de químico, Borodin comenzó en 1869 a componer su obra principal, la ópera “El príncipe Igor”. Al morir en 1887 quedó inconclusa y fue terminada por Glazunov y Rimsky-Korsakov. El libreto narra la campaña en el siglo XII del príncipe Igor Sviatoslavich contra las tribus polovtsianas, que lo derrotan. Se escuchará la Obertura y las Danzas polovtsianas.
Serge Koussevitzky fue uno de los grandes directores de la escena estadounidense del siglo XX -condujo durante 25 años la Orquesta Sinfónica de Boston- y un tenaz difusor de la música de su tiempo. Comenzó su carrera como contrabajista, y en pocos años era conocido mundialmente como un virtuoso. Antes de dedicarse a la dirección escribió algunas obras para agrandar el pequeño repertorio solista del instrumento. En 1905 compuso el Concierto para contrabajo, que es un ejemplo maduro del romanticismo ruso.
Compositor, director y violonchelista, José María Castro perteneció a una sobresaliente familia de músicos, crucial en el desarrollo musical argentino. Ajeno a la convocatoria nacionalista de la mayoría de su generación, se ubicó dentro de una línea marcadamente neoclásica. En su música prima netamente el estilo sobre el carácter. Su Concerto grosso (1932) es la primera obra orquestal de su catálogo y está concebido en seis partes. En 1933 lo estrenó Ernest Ansermet en el Teatro Colón.
Maurice Ravel nació cerca de la frontera con España, en Ciboure que pertenece al País Vasco francés, y su madre era de origen vasco. No sorprende entonces el apego por la música española que el compositor mostró en numerosas obras. En 1907 compuso la Rapsodia española que consta de cuatro partes: “Preludio a la noche”, “Malagueña”, “Habanera” y “Feria”. Con una sublime orquestación Ravel evoca con maestría descriptiva el espíritu del folclore musical hispano.
Para mayor información, puede ingresar a www.teatrocolon.org.ar
Fuente: Martín Leopoldo Díaz