Mañana llegará a las disquerías del mundo el nuevo álbum de Madonna, MDNA , el duodécimo disco de estudio de la reina del pop, con el que a fin de año volverá a presentarse en el país. Entrevistada por el editor de la prestigiosa revista norteamericana Billboard , Larry Flick, la cantante habló de las emociones volcadas en sus canciones, de la importancia de los productores que la acompañaron, del rol que tendrá su hija en la gira, de cómo muchos aún la malinterpretan y de su eterna fe en el amor.

Flick: -Después de escuchar el disco, lo primero que me asombró es lo que quisiste decir con el álbum. Se siente como si hubiera varios mensajes marcados...

Madonna: -Bueno, recién terminaba de filmar una película, una actividad que utiliza capacidades creativas muy diferentes al mismo tiempo. Fue una experiencia muy plena, pero también extremadamente agotadora. Uno piensa mayormente como director y tiene todo tipo de ideas, como cuando escribís canciones o estás en un show. Pero sucede que no tenés ninguna actividad física que pueda exteriorizar esas ideas. Escribir una canción, cantarla o actuar, es algo muy visceral en comparación a filmar una película. Creo haber entendido completamente esto después de muchos años de escribir guiones y hacer películas. Uno tiene que armar el casting, buscar las locaciones y recién ahí empezar a filmar. Luego viene la parte aburrida, esa especie de trabajo tedioso que es sentarse en la oscuridad de una pieza a editar. Después de eso uno recién puede ver el film y ni siquiera allí tenés la gratificación que sentís cuando escribís una canción y la escuchás en una habitación. Para mí, la mayoría de las canciones de este álbum surgieron de sentirme como un animal enjaulado. Porque si bien disfruto de filmar -y realmente estoy muy orgullosa de mis películas- me sentí como si realmente necesitara volver a lo básico de rasguear mi guitarra, a la simpleza de las emociones crudas.Se siente tan bien tocar una guitarra y cantar. Y sentí como que si no lo hubiera hecho por años. De allí que el álbum tenga algo de animal logrando salir de su jaula, queriendo expresar toda clase de emociones y no solo una.

-Debe haber sido realmente bueno volver, no digo a una zona de confort, pero sí a un lugar de completo control. Porque me imagino que es un error pensar que un director controla todo en sus películas.

-Sí, estás en lo cierto, se trata de una colaboración constante. Si un actor llega al set y no está de buen humor, podés pasarte el día entero sosteniendo su mano para tratar de persuadirlo y sacarle una buena actuación a pesar de todo. De hecho, estás fuera de control todo el día, todos los días, hasta que la filmación termina.

-Y hacer música te devuelve a la zona en la que una persona a la que le gusta estar a cargo de su destino se siente bien, ¿no?

-Odio usar la palabra "control", porque la gente relaciona esa palabra conmigo, en lo que a mi vida creativa se refiere. Todo el mundo dice "eres una enferma del control y te gusta controlarlo todo". Pero la cuestión es que todo el tiempo -incluso cuando compongo canciones- estoy colaborando con alguien. Valoro el aporte de la gente y quiero colaborar. No puedo trabajar por mi cuenta. No soy como Prince o como todo esos artistas que van y tocan todos los instrumentos y graban un tema sin escuchar a nadie. Yo necesito escuchar lo que opina la gente todo el tiempo. Me gusta la sencillez de escribir canciones, porque al final es algo sencillo. Tenés una melodía, tenés algunas frases y las cantás. Eso, espero, sale de tu corazón o de millones de emociones diferentes. Digamos que es más directo.

-¿Cómo elegiste a la gente que trabajó en este disco? Tenés a tres productores principales que aparecen como coproductores tuyos. Son muy diferentes y los conozco a los tres personalmente. Tenés a Benny (Benassi), el italiano loco...

-¡Que apenas habla una palabra de inglés!

-¿Y cómo te comunicaste con él?

-¡A través de su primo!

-¿En serio? Eso debió ser un poco delirante y también frustrante.

-Sí, así fue en un primer momento. Los primeros días quería arrancarme los pelos. Pero cuando se está trabajando con gente nueva, siempre tenés que buscar el terreno común y luego imaginarte la manera de resolver las diferencias. He trabajado con William Orbit obviamente antes y algo muy mágico sucede cuando trabajo con él. Me lleva a lugares profundos. El es un alma torturada y saca de mí el alma torturada que llevo dentro. El es también muy desorganizado en su pensamiento. El me va a odiar por decir esto, pero es como un científico loco. Vamos a empezar a trabajar en una canción y de repente dice "¡oh Dios mío, tengo una idea sorprendente! Uno piensa que se refiere a esa misma canción en la que está trabajando, entonces lo dejás un momento tranquilo, te vas al baño y cuando volvés, él está trabajando en una canción completamente nueva. Con él es muy fácil dejarse llevar, porque es un apasionado de lo que hace. De allí que nuestras colaboraciones sean algo único. Y luego está Martin Solvig, que es muy parecido a mí porque es una persona muy organizada y extremadamente metódica. Compartimos el mismo amor por las películas extranjeras, sobre todo por el cine francés e italiano de los años 50 y 60. En todas las canciones que hicimos juntos, hemos utilizado películas como metáforas. Ambos estamos obsesionados con Alain Delon, que es de donde salió la canción "Killer Beautiful". Lo que pasa es que mucha gente piensa en Martin Solvig como DJ, pero en realidad es un músico de gran talento. El accede fácilmente a mi parte irónica.