El legendario Luis Alberto Spinetta confesó que, tras su visita a Gustavo Cerati el último verano, cambió su actitud ante los hechos de la vida. El ex líder de Soda Stereo se recupera de un ACV; el Flaco se acercó hasta allí, le regaló una guitarra, le cantó y le escribió y leyó un poema.

De inmediato, al salilr del sanatorio, el motor creativo de Almendra, Pescado Rabioso e Invisible sintió la necesidad de visitar a su madre, Julia Ramírez, casi nonagenaria y que vive a pocas cuadras del nosocomio donde permanece Cerati. "Yo venía de la muerte de mi viejo, que me tocó muy duro, y ahora tengo a mi viejita bastante viejita, pero lúcida y muy genia. Y como el sanatorio donde estaba Gustavo está muy cerca de donde vive mi madre, me fui a cuidarla inmediatamente. Eso fue lo que sentí. Una necesidad de abrigo y cuidado", conseó.

Para el arisco, introvertido pero hipersensible "Luiggi", ver a quien quizá sea su mejor discípulo en ese estado modificó su forma de ver la vida. "Me di cuenta de que no tienen valor las cosas a las que uno les da importancia. Es un respeto diferente por las horas que uno vive. Al ver a este genio dormido, uno realmente no tiene derecho a estar ni de mal humor si está bien de salud. Uno debe estar dispuesto a una entrega constante, por eso me pareció tan importante correr al regazo de mi madre y poderme refugiar en ella", relató el creador de la Canción para los días de la vida.