Una huelga de 24 horas paralizó la actividad pública en Grecia, y miles de personas marcharon por Atenas en rechazo al eufemísticamente denominado "plan de austeridad" y a la visita de una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para evaluar la puesta en marcha del ajuste en el endeudado país.

Este mes, como contrapartida a un crédito de "salvataje" concedido por el FMI y la Unión Europea (UE), el gobierno "socialista" griego tiene previsto aprobar nuevos recortes presupuestarios para ahorrar hasta 23.000 millones de euros (33.000 millones de dólares) de aquí al año 2015.

El paro, convocado por los principales sindicatos del sector público y privado, mantuvo cerradas las escuelas y suspendido el transporte público, incluyendo el ferry, vital en el país peninsular e insular. Los controladores aéreos se plegaron cuatro horas, por lo que no hubo vuelos entre las 12 y las 16. Los hospitales y servicios de ambulancias sólo funcionaron en casos de emergencia. Tampoco abrieron muchos bancos, farmacias ni museos, y pararon asimismo abogados e ingenieros. Las transmisiones de programas de noticias de radio y televisión se suspendieron porque los periodistas adhirieron a la medida de fuerza. Tampoco aparecieron las ediciones de hoy de los diarios y los portales de noticias no actualizaron sus contenidos.
 
Los sindicatos consideran injusto que los trabajadores deban cargar con el peso de una crisis generada por el desgobierno y la especulación, en medio de una recesión de dos años y de un desempleo del 15%. Manifestantes y policías se enfrentaron en las calles de Atenas. Hubo gases y al menos 10 heridos.