Joe Biden y su amague a aplicar impuesto a las ganancias a las petroleras estadounidenses
El presidente de los Estados Unidos, salió al cruce con las compañías petroleras por las ganancias récord que obtuvieron en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, y advirtió sobre la aplicación de un impuesto sobre las ganancias inesperadas.
Luego de lo que fue un año con grandes aumentos en el precio del crudo tras la invasión rusa de Ucrania, el presidente de los Estados Unidos, Joe Bien, puso el foco en las compañías de petróleo y gas por el gran incremento de las ganancias, y advirtió sobre la posibilidad de implementar un impuesto sobre las ganancias inesperadas de las compañías.
Según datos oficiales, las grandes petroleras estadounidenses, Chevron y ExxonMobil, registraron ganancias por sobre los 70 mil millones de dólares este año, casi el triple de lo generado en todo el 2021. Joe Biden, dijo que las ganancias récord se deben “al brutal conflicto que está devastando Ucrania y lastimando a decenas de miles de personas en todo el mundo”.
Asimismo, criticó a las compañías y les pidió que colaboren con las personas de su país: “Es hora que estas empresas dejen de especular con la guerra, cumplan con las responsabilidades en este país y le den un respiro al pueblo estadounidense”, sentenció el mandatario ante el incremento de los precios del combustible en un país que atraviesa el periodo inflacionario más alto en los últimos 40 años.
Por otra parte, como era de esperarse, los grupos de la industria petrolera salieron al cruce y condenaron la posibilidad de un impuesto sobre las ganancias inesperadas, Anne Bradbury, directora ejecutiva del Consejo Estadounidense de Exploración y Producción, dijo que “probablemente resultaría contraproducente al aumentar aún más los costos de energía para las familias y empresas estadounidenses”.
Por último, vale aclarar que la implementación del impuesto sobre las ganancias inesperadas debería ser aprobado por el congreso de los Estados Unidos, donde el gobierno que encabeza Joe Biden tiene un control limitado en la Cámara y el Senado, por lo que debería negociar con los republicanos para ser aprobado.