Por el tifón Talas que azotó Japón, el más destructivo de los últimos siete años, al menos veintiocho personas murieron, cincuenta y seis están desaparecidas y varios miles permanecen en situación de aislamiento en el centro y sur del país.

El “Talas” tocó tierra este sábado en la isla de Shikoku (sur) y avanzó por el oeste con lluvias torrenciales y vientos de hasta 108 kilómetros por hora, hasta alejarse hoy lentamente hacia el norte por el Mar de Japón, ya convertido en tormenta tropical.

A su pasó se llevó por delante infraestructuras, desbordó ríos y causó numerosos corrimientos de tierra en las zonas costeras, donde los equipos de rescate trabajaban este lunes para restaurar las vías cortadas y acceder a las zonas más remotas.

En la península occidental de Kii, al sur de Osaka y donde se encuentra la provincia de Wakayama, una de las más afectadas, las precipitaciones caídas durante estos días llegaron a dejar el récord histórico de 1.800 milímetros y causaron aludes de barro que sepultaron decenas de viviendas.

La mayoría de las víctimas se produjeron a causa de avalanchas de tierra y barro o por la fuerza de las aguas, que arrastraron vehículos e inundaron unas 13.500 viviendas.