La descomunal fuerza mental de un grupo
Los jugadores se sobrepusieron a vaivenes emocionales intolerables para alzarse con la victoria.
El partido que definió la Copa del Mundo de Qatar 2022, fue una auténtica locura, un dislate futbolero, una montaña rusa de emociones que puso a prueba el carácter de todo un grupo a partir de los 30 minutos del segundo tiempo.
En realidad lo fue todo el Mundial. Desde el momento que hubo que apechugar frente a la derrota con el rival para débil del grupo en el primer partido jugado, hasta cuando se nos vino encima Australia después del descuento, o cuando nos igualó Países Bajos un partido que se ganaba con cierta comodidad 2 a 0.
Pero lo de la final fue realmente bestial. El sometimiento a una tensión irracional, a injusticias aberrantes del destino, a todas las malas señales que los futbolistas decidieron ignorar. Porque la Argentina ganaba 2 a 0 que podrían haber sido 3 o 4. Cómodo.
Francia no había pateado al arco, jamás había puesto en peligro la valla de “Dibu” Martínez, el trabajo de la dupla de centrales se había limitado a cortar casi en la mitad de la cancha para generar contras veloces y riesgosísimas.
Pero aún así, un error y un penal, un descuento e inmediatamente, todo lo hecho a lo largo de una hora y cuarto se transformó en nada, todo perdido, todo a la basura y a empezar de cero. Y hasta a eso se sobrepusieron. Pasaron unos minutos, los futbolistas se acomodaron y arrancaron de vuelta, fueron a ganar el partido.
Así fue que en el alargue, otra vez Argentina se pone en ventaja. Y faltando cuatro minutos sale un disparo de Kylian Mbappé, Gonzalo Montiel salta para taparlo, pero abre un brazo y allí rebota justo la pelota. Penal y gol. Otra vez todo lo hecho, a la basura.
Y vinieron los penales. Argentina no erró ninguno. Incluso cuando el definitivo lo pateo Montiel, que llevaba sobre sus hombros la carga de haber cometido el penal.
Contra todas las señales, contra un destino que parecía esquivo y burlón, la Selección dio la muestra de carácter mas extraordinaria, la del que se sobrepone a todas las fatalidades, la del que es capaz de empezar de vuelta ante cada adversidad. Mas allá del deporte y del Mundial, todos estos jugadores están para cosas extraordinarias.