En la localidad bonaerense de Ramos Mejía, un rehén de treinta y tres años murió en un confuso tiroteo entre los asaltantes y la Policía.

Todo comenzó cuando un grupo de delincuentes lo sorprendió al llegar a su casa después de trabajar en su pizzería y lo secuestró en su propia camioneta para intentar la huida.

Pese a que un vecino había avisado que el joven conducía el vehículo, se produjo un feroz tiroteo.

Uno de los delincuentes fue abatido y sus cómplices, una mujer y dos hombres, fueron detenidos.

Por Continental, el padre de la víctima, Raúl Martino, señaló que “hubo una lluvia de balas” y acusó a la fuerza pública de confundir a su hijo y balearlo por la espalda cuando se bajó de la camioneta.

En Magdalena Tempranísimo, aseguró que su hijo, recién recibido como analista de sistemas, era sumamente pacífico y que seguramente él mismo se lanzó de la camioneta en el medio de la balacera y fue alcanzado en la espalda.