Ajuste salvaje en Gran Bretaña afecta drásticamente a instituciones y grupos artísticos
Más de 200 instituciones artísticas dejarán de recibir fondos del Arts Council (Consejo de las Artes) mientras que otras 308, entre ellas la Royal Opera House, el National Theatre y la Royal Shakespeare Company, sufrirán recortes de un 15 por ciento a partir del próximo año.
El Gobierno británico ha recortado drásticamente sus ayudas a instituciones y grupos artísticos, en lo que se considera como la mayor reforma de las subvenciones públicas a la cultura en los últimos treinta años.
Más de 200 instituciones artísticas dejarán de recibir fondos del Arts Council (Consejo de las Artes) mientras que otras 308, entre ellas la Royal Opera House, el National Theatre y la Royal Shakespeare Company, sufrirán recortes de un 15 por ciento a partir del próximo año.
Entre los más perjudicados están el Instituto de las Artes Contemporáneas, que ha visto reducidas las subvenciones públicas en un 42,5 por ciento, y el teatro Almeida, también de Londres, al que se le han recortado en un 39 por ciento.
Otras víctimas de esos recortes son los estudios cinematográficos de Riverside, en la capital, y la Poetry Book Society, un club para los amantes de la poesía fundado por el premio Nobel T.S. Eliot en 1953, que se queda sin ayuda pública.
"Es una vergüenza y un escándalo nacional. Pido a todos aquellos que consideren importante la poesía que se apunten urgentemente al club", dijo la poeta laureada Carol Ann Duffy.
El sindicato de actores Equity ha criticado también el recorte de las ayudas públicas a las artes. "Vamos a ver una reducción del número de montajes teatrales y por tanto el de actores y otros empleados del teatro", dijo Christine Payne, secretaria general del sindicato.
Otras cien organizaciones, entre ellas algún festival de teatro como el de HighTide, en el condado de Suffolk, o la National Skills Academy para la promoción de los deportes, recibirán por el contrario fondos públicos por primera vez.
El responsable de Cultura de la oposición laborista, Ivan Lewis, predijo que muchas instituciones culturales no tendrán más remedio que aumentar los precios de las entradas en un momento en que la gente tiene menos dinero en el bolsillo, además de reducir su trabajo con las comunidades.