La historia de Karmen Karma: pasó de la miseria a la riqueza con OnlyFans
Cuando llegó su hija empezó a tener problemas para afrontar los gastos, incluso se le complicaba comer. Hoy es millonaria.
Karmen Karma (30) está casada con Alex, quien trabajaba en la Marina y cuando tuvieron a su bebé, Vienna, comenzaron a tener problemas económicos, incluso se les complicaba procurarse la comida, por lo que debieron recurrir a un plan del gobierno que de todos modos era insuficiente.
Karmen había trabajado en películas pornográficas, entre los 21 y los 25 años y vivía con su pareja en California. "Contábamos cada centavo, tenía lo suficiente para comer, pero obviamente con un bebé recién nacido y amamantando necesitaba otro tipo de alimentos más nutritivo y caros".
Con esos problemas, pensó en volver a la industria de cine porno, pero no se decidía. "Ya no me gustaba estar en los sets, lejos de mi bebé. Por supuesto que no tengo nada en contra de trabajar en películas para adultos, pero en mi caso sentía que era una etapa superada. Me deprimía cada vez que tenía que filmar una escena", explicó. De todos modos, la pandemia de Covid sepultó la idea.
Allí, Karmen pensó en OnlyFans. Podía hacer lo que sabía, pero desde casa y con ingresos directos. "Comencé a trabajar en línea y pronto estaba ganando más dinero del que nunca había ganado en la industria del sexo. Por mucho que se trate de publicar contenido sexy, mucho se trata de interactuar con mis seguidores; ahí es donde obtengo la mayor parte de mi dinero".
Karma detalla que "Puedo ganar U$D 300 por sesión de sexteo con un solo hombre, lo que puede convertirse fácilmente en U$D 160.000 al mes" detalla.
La streamer está ganando así, unos U$D 2.000.000 al año publicando fotos y chateando con personas en línea. Haber encontrado la usina generadora de dinero en la plataforma para adultos no impidió que Karmen y Alex agrandaran la familia: hace cinco meses fueron padres de nuevo de una niña.
«Ya pagué los fondos universitarios de mis dos hijas, ambas tienen cuentas de ahorro en las que yo pongo todo», dice orgullosa mientras respira hondo, sabiendo que sus pichonas no deberán preocuparse por el dinero, pero quizá cuestionan el trabajo de su madre.