Más de 15.000 personas se manifestaron en Lima contra el cambio climático
La Marcha de los Pueblos provocó un caos de tránsito en el centro de la capital donde se desarrolla la Cumbre Mundial del Clima.
En una de las más grandes manifestaciones contra el cambio climático que tuvieron lugar en América latina, unas 15.000 personas marcharon ayer en la tarde por las calles de Lima, Perú, en la llamada Marcha de los Pueblos, para exigir a los países reunidos en la XX Cumbre Mundial del Clima, acuerdos serios y perdurables a fin de disminuir la emisión de gases contaminantes.
Activistas medioambientales, indígenas y organizaciones sociales vestidas como duendes verdes, o enarbolando enormes pancartas, caminaron por las calles céntricas de Lima, sin la tan esperada presencia del presidente de Bolivia, Evo Morales, quién había adelantado su presencia, semanas atrás, pero que a último momento "por razones de seguridad" decidió no concurrir.
Los manifestantes, entre ellos indígenas, obreros, hombres, mujeres del campo y la ciudad, jóvenes, universitarios y escolares comenzaron un recorrido de unos cinco kilómetros desde el Campo de Marte hasta la plaza San Martín, en la llamada Marcha de los Pueblos, al compás de la canción "Agua no es negocio", que un grupo de jóvenes acompañó con tambores y bailes.
Gaspar Irequita, es un aborigen que vive en Cajamarca, al norte del país y marchó para protestar contra las mineras auríferas establecidas en la región de Conga, cerca de su ciudad. "Queremos que se vayan. Queremos vivir en un ambiente saludable y natural, lejos de la contaminación que las grandes empresas nos traen sólo para enriquecerse", clamó Gaspar.
"Cambien el sistema. Sí a la naturaleza. No al capitalismo destructivo", se leían en los afiches y pancartas que portaban chicos y jóvenes que bailaban a la par de la música que acompañaba la manifestación.
Pedro Auquén se manifestó por el mega proyecto anunciado de la hidroeléctrica de Chadín, en el Rio Marañón, preocupado por el uso inadecuado de las fuentes de agua.
Mientras se llevaba adelante la Marcha de los Pueblos, en la Cumbre Mundial del Clima, los presidentes de México, Enrique Peña Nieto, de Perú, Ollanta Humala, y de Colombia, Juan Manuel Santos, se comprometieron a aportar una suma millonaria de dólares para el Fondo Verde, destinado a apoyar a las naciones más pobres en adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global.
El fondo ha logrado en Lima compromisos de algunos países desarrollados por poco más de 10.000 millones de dólares, para ayudar, a las naciones en vías de desarrollo hacia el 2020, a reducir las emisiones y adaptarse al cambio climático que ejercería presión sobre las provisiones de alimentos y agua.
La meta del fondo es movilizar al menos 100.000 millones de dólares por año, tanto en financiamiento público como privado.
"Nosotros ya estamos pagando un costo adicional que es la remediación para enfrentar fenómenos cuya ferocidad con que nos golpean es producto del cambio climático", dijo Humala en un discurso junto a sus colegas de México, Colombia y Chile.
México, que en la conferencia de Copenhage de 2009 fue el impulsor de la creación de ese fondo, a través de su presidente Enrique Peña Nieto anunció que aportará 10 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima y otros 20 millones de dólares al Fondo para el Medio Ambiente mundial.
En tanto Humala afirmó que Perú aportaría 6 millones de dólares al Fondo Verde, en un acto simbólico en el que pidió más acción a los países industrializados. Su homólogo de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó que venía con una propuesta de aporte de 4 millones de dólares, pero que la incrementaba a 6 para "no ser menos" que su colega peruano.
Los delegados de los 194 países tienen hasta mañana para avanzar en la cumbre climática en el acuerdo que será llevado dentro de un año a la conferencia de París, en la que se sellarán los compromisos multilaterales a partir de 2020.
Esos compromisos deben asegurar que a finales de siglo el calentamiento global no sea mayor a 2 grados celsius, medidos desde la era preindustrial.
Con las actuales emisiones, la superficie terrestre se calentará 4C más este siglo, una amenaza a la seguridad alimentaria y a la disponibilidad de agua potable, así como de eventos climáticos extremos.