Brenda Agüero, la enfermera acusada por la muerte de cinco bebés en el Hospital Neonatal de Córdoba, declaró en el juicio y defendió su inocencia. Afirmó que no le hizo daño a ninguna de las víctimas y lamentó "me hicieron muchísimo daño". Agüero reveló haber sufrido agresiones en la cárcel debido a la mediatización del caso.

Cuando le preguntaron sobre su trabajo en el hospital, explicó que su función era cuidar a los pacientes desde su ingreso hasta su salida. Con respecto a las acusaciones, negó ser una paciente psiquiátrica y culpó a los medios de crear una imagen negativa de ella, aclarando que las muertes existieron pero no fue la responsable.

La enfermera relató cómo ingresó al área de Neonatología y lo mucho que le afectó la acusación, asegurando que el lugar que amaba le "arruinó la vida". Indicó que estudiaba abogacía desde la cárcel para poder defenderse y mencionó su acercamiento a la religión y actividades de artesanía en el penal. 

Describió el impacto emocional del caso en su vida personal y profesional, comentando que hoy no podría trabajar con niños, lo cual era su sueño. Concluyó diciendo que no se arrepiente de estudiar abogacía porque le ofrece una vía de esperanza fuera del encierro.