POLOKWANE, Sudáfrica.- Desde que llegamos a Polokwane para asistir al partido entre Argentina y Grecia ya presentíamos, junto con mi colega, que nos esperaba una noche llena de emociones tanto en las afueras del estadio Peter Mokaba, como en las tribunas y en el mismo campo de juego.

La tarde estuvo muy agradable, la temperatura que rondaba los 20 grados y el día soleado, invitaban a estar al aire libre, pero nosotros no podíamos darnos ese gusto ya que teníamos obligaciones con los partidos que se transmitían por tv.

Caída la noche me animé a salir para ver qué tanta gente había venido hasta Polokwane a ver este partido. O que no me esperaba es que la temperatura hubiera bajado tanto… igual salí hacía los alrededores del estadio a ver que me encontraba.

Afortunadamente me fue mejor de lo que creía. Las afueras del estadio estaban llenas de cientos de hinchas, tanto griegos como argentinos que cantaban, saltaban, se tomaban fotos entre sí y por sobre todo, lo hacían en paz y sin violencia.

Así fue que conocí a un señor argentino, Mario, que vino desde Johannesburgo con sus sobrinos e hijos para seguir a La Albiceleste. Este señor nacido en Pigüé me contó que lleva en Sudáfrica tres semanas, que llegó justamente para seguir a la selección hasta el 11 de julio, el optimismo que este personaje me demostraba, me hacía creer desde ya que el equipo de Maradona puede llegar a la final.

Mientras hablaba con él me llamaron para salir al aire en radio y aprovechando que había algo interesante para contar, entreviste a Mario al aire. La verdad fue muy divertido contar sus vivencias en tierras sudafricanas y sobre todo sus expectativas con este equipo y los deseos de ser una vez más campeones del mundo.

Siguiendo mi recorrido entre los hinchas, me pude dar cuenta la cantidad de fanáticos griegos que se habían hecho presentes, la verdad me causó mucha curiosidad ver tantos y fue por eso que con un colega averigüé que en Sudáfrica viven cerca de un millón de ciudadanos griegos (datos entregados por el mismo embajador de Grecia), ya con eso calmé mi interés.

Faltando 30 minutos para el inicio del juego, entramos para buscar nuestra respectiva ubicación. Afortunadamente, esta vez me tocó mesa de trabajo, así pude hacer la crónica de partido estando cómodo.

Para hablar de partido tengo que decir que fue bastante aburridor en sus primeros 45 minutos y eso mismo se vio en las tribunas, la gente muy tranquila, poca emoción y ruido. Y eso que el estadio estaba casi en su aforo máximo.

Terminando el partido llegaron las emociones. Argentina anotó por intermedio de Martín Demichelis y Martín Palermo. El segundo gol fue el éxtasis en la tribuna albiceleste, “el optimistas del gol” hizo que todo el mundo cantara sin parar hasta 15 minutos después de terminado el partido, ya que aparte de la victoria, se consiguió la clasificación a la segunda ronda.

Tanto júbilo entre los fanáticos argentinos me recordó, una vez más, que la pasión que se siente en el país suramericano es única en el mundo y eso es algo que hay que vivirlo para poder entender lo que escribo…