PRETORIA, Sudáfrica.- El partido que enfrentaba a Paraguay y Japón por los octavos de final del Mundial, era el que menos llamaba la atención de la prensa internacional y más teniendo en cuenta que el mismo día se jugaba el juego entre España y Portugal.

Y fue tal cual, el partido fue sin lugar a duda el más malo de todo los 55 que se han jugado hasta el momento. 120 minutos de pocas emociones por no decir ninguna y lo rescatable tan sólo fue la tanda de penales que al final le dio el triunfo al equipo guaraní.

Desde que llegamos el ambiente fue muy tranquilo, poca gente japonesa o paraguaya en las calles alrededor del Loftus Versfeld y obviamente, música, cantos y cualquier cosa referente a una fiesta del fútbol, brillaron por su ausencia…

Tan sólo un hincha salvadoreño que llegó al estadio con la camiseta de la selección española, la gorra de Brasil, la vuvuzela de Argentina y la bandera de Paraguay, fue quien se llevó las miradas de la gente y por supuesto mi atención.

“Soy de El Salvador, pero me gusta hacerle fuerza a los equipos de habla hispana y a Brasil que es el que más me gusta. Tengo diferentes suvenires de las selecciones a las cuales sigo desde que estoy en Sudáfrica y esta vez, le haré barra a Paraguay y luego a España”.

Aparte de este peculiar personaje muy poco pasó en cuanto a la fiesta previa del fútbol.

Hay que darle gracias a dos fanáticos sudafricanos que cuando el partido estaba en el tiempo extra y la gente se estaba durmiendo (me incluyo), se levantaron de sus asientos con la mejor energía para animar a la gente a hacer la famosa ola. Menos mal los aficionados los siguieron y por lo menos tuvimos algo de alegría en la mitad de tan vergonzoso juego.

Al final celebraron los poquísimo hinchas paraguayos que se acercaron al estadio de Pretoria y los japoneses, aunque eran muchos más, nunca se sintieron, ni en las tribunas y mucho menos en el campo de juego.

Por Daniel Dionisi