"Es un delito contra la humanidad", subrayó Francisco ante los representantes de la Iglesia y los jefes de policía de varios países, reunidos con el fin de iniciar una alianza de lucha contra el tráfico de seres humanos, que incluye a operadores humanitarios.

El hecho de encontrarnos aquí, para unir nuestros esfuerzos, significa que queremos que las estrategias y las competencias sean acompañadas y reforzadas por la compasión evangélica, por la proximidad con los hombres y mujeres que son víctimas de este crimen", agregó.

En la lucha contra la trata el empeño de las fuerzas de policía y el de los operadores humanitarios, en particular de la Iglesia Católica, "pueden y deben marchar juntos", dijo el papa argentino Jorge Bergoglio.

"Están aquí reunidas autoridades de policía, empeñadas sobre todo en contrastar este triste fenómeno con los instrumentos y el rigor de la ley" y "operadores humanitarios, cuya tarea principal es ofrecer acogida, calor humano y posibilidad de recuperación a las víctimas", dijo.