El fútbol también es un estado de ánimo, momentos, que se rompen como cristales y se regeneran con el misterio con el que la naturaleza reproduce al género humano.

Suena a monserga a lenguaje confuso, sin embargo los contradictorios episodios que envolvieron en los últimos años a éste deporte en nuestro país, empujan a un análisis mas profundo.

La filípica que en el primer tiempo le propinó el seleccionado argentino al último campeón del mundo el martes, al menos como conclusión luego del primer tiempo, es un dato de una realidad tan solo relativa.

Toda euforia no encontraría mayores asideros que el testimonio puntual que brindó esta versión levemente agiornada de un equipo que semanas atrás (no pasaron mas que 2 meses de la frustración en Ciudad del Cabo) era maltratado por carencias que casi no se asomaron en el juego frente a La Furia.

El público en su carácter de espectador más que de hincha, disfrutó de una tarde que precedida por la emotiva definición del seleccionado de Sergio Hernández en el Mundial de Turquía frente a Brasil, tuvo un correlato festivo con ese parcial 3 a 0 con el que se fueron a descansar luego de la primera mitad, los jugadores dirigidos ahora por el Checho Batista.
Casi nadie recordó a Diego Maradona y mucho menos la pálida imagen con la que la gran mayoría de los jugadores convocados para ésta ocasión, se retiraron del mundial sudafricano.

Mejor así!!, se podrá alegar en favor de despejar el terreno para la necesaria restauración de las políticas en Ezeiza, qué pena!!, en nombre de una revisión que debe contener las evaluaciones críticas de los procesos anteriores para no tener que sortearlos en el camino cuando reaparezcan como obstáculos inexorables; ambas posturas son procedentes y acaso de las dos, podamos alcanzar un consenso para la dura tarea que viene de aquí en más.

Es evidente que la victoria ante España con una placa final impensable y repercusiones periodísticas que han llegado a empalagar dentro y fuera del país, es un terreno mas adecuado para reordenar al menos, el mando de la selección mayor y trazar una plan de trabajo para los próximos meses, sin el descrédito y la indiferencia que imperaron hasta antes que Oscar Ruiz ordenara el comienzo del test match en el Monumental, pero colocar el 4 a 1 por encima de todo es como poner el carro delante de los caballos.

Ha sido un día de fiesta para el deporte argentino y esto no debe soslayarse a punto tal que, nombres como los de Messi y Mascherano tuvieron en los mimos de la multitud un acto de desagravio que alivia y aventa los negros nubarrones que se posaron sobre el rendimiento de ambos, particularmente en la prestación del genio del Barcelona.

Uno de los grandes vencedores al momento de ponerle nombre propio al triunfo albiceleste, es el del “checho” Batista cuyo interinato sigue ofreciendo un costado de ambigüedad que no debe corresponderse con la investidura de un cargo como el de seleccionador nacional pero que a partir del compromiso asumido por los futbolistas y una buena estrategia como móvil en el juego frente a España, mejora el umbral de sus posibilidades para ser confirmado en el cargo.

Batista siente el timón, conoce el talante de Julio Grondona (único dirigente al que hay que seducir), su perfil se aviene al carácter funcional de lo que pretende para ese puesto el pope mayor y por lo tanto entre su docilidad y una pertenencia hacia la tarea en la AFA que nadie puede desconocer, el Checho de la Paternal se ha quedado como el mejor posicionado para suceder a Diego.

Todavía no está todo dicho, Carlos Bilardo dice tener un puñado de nombres alternativos entre los cuales no está Batista y amenaza con dejar su cargo si Grondona no escoge de allí al técnico definitivo; desde el propio predio de Ezeiza le ha crecido un escollo pesado al actual técnico en su ambición de cerrar cuanto antes y aprovechando el efecto España, su trato formal para los próximos 4 años.
Por ahora los compromisos siguientes ante Japón y Brasil se convertirán en nuevos exámenes y promisorios desafíos.

Néstor Clivati
Competencia