Los mil días de Cristina
Vamos directamente al grano. A plantear sin eufemismos un balance de estos mil días. Hasta ahora, lo mejor del gobierno de Cristina Fernández es la asignación mal llamada universal para hijos de desocupados y trabajadores en negro.
Vamos directamente al grano. A plantear sin eufemismos un balance de estos mil días. Hasta ahora, lo mejor del gobierno de Cristina Fernández es la asignación mal llamada universal para hijos de desocupados y trabajadores en negro. Es la medida mas nacional, popular y progresista de la era Kirchner porque implica una transferencia de recursos inédita de los mas ricos a los mas pobres. Esa es una intervención del estado que apunta directamente al corazón de las injusticias y que en si misma produce transformaciones bienvenidas en los que mas necesidades básicas insatisfechas tienen y a los que una sociedad solidaria mas debe cuidar. Hasta ahora, lo peor del gobierno de Cristina Fernández es el clima de intolerancia que instaló prácticamente en todos los planos de la vida nacional. Con la excusa de confrontar contra las corporaciones no se han privado de utilizar ninguno de los mecanismos autoritarios que disponen en el aparato del estado. Tergiversaron la historia para adecuarla a sus comportamientos vergonzosos en el tema de los derechos humanos y atacaron la libertad de prensa para evitar ser controlados por los medios y los periodistas. Por el contrario el objetivo es que el gobierno controle a través de lo que la socióloga de Proyecto Sur Alcira Argumedo definió como “amigopolios K”
En el plano estrictamente económico, los Kirchner supieron evitar con inteligencia el impacto del tsunami financiero internacional y lo hicieron consolidando el modelo productivo y apostando al consumo y al mercado interno. De todos modos, los indicadores sociales demuestran que para semejante nivel de crecimiento todavía son muy elevadas las tasas de exclusión, desocupación, pobreza e injusticia social.
Nadie vaticina problemas graves en los próximos dos años y ese es un activo electoral del gobierno porque genera tranquilidad. Pero todo el mundo sabe que la selva oscura de subsidios millonarios, la inflación escondida debajo de la alfombra por la malversación de las estadísticas y la patota de Guillermo Moreno en el Indec y la falta de inversiones genuinas son bombas de tiempo que el próximo gobierno tendrá que desactivar.
La ley de matrimonio civil igualitaria fue claramente un gran paso en el sentido de la historia y del combate contra todo tipo de discriminación. Por el contratrio, despiertan muchas sospechas de compromisos poco santos en temas vinculados a los glaciares o la minería a cielo abierto.
Desde el punto de vista institucional lo mejor del gobierno de los Kirchner ha sido la firmeza para mantener el timón en los momentos donde las aguas estuvieron más encrespadas. Lo peor es la intención permanente de congelar el funcionamiento del Congreso de la Nación y de presionar al Poder Judicial para beneficiar a jueces amigos y castigar a los que quieren investigar en serio la mega-corrupción del poder.
Entre las clases medias urbanas y rurales hay cierta fatiga por la manera de actuar de la presidenta donde muchas veces evidencia cierta soberbia y altanería. Y entre los sectores más humildes el reclamo principal, además de pan, educación, vivienda y trabajo como siempre, es por el derecho humano a vivir en paz con sus familias. Exigen la seguridad democrática que todo gobierno debe garantizar.
Cada argentino tiene su propio balance de sumas y saldos de estos mil días de gobierno de Cristina Fernández. Cada uno sabe que cosas buenas le han pasado en estos años, que cosas malas y cuales son las que se podrían haber mejorado y no se hicieron. Todos los días hay que juzgar a nuestros gobernantes. Todos los días hay que exigir que cumplan sus promesas y que construyan una sociedad con mayor libertad y justicia. El día de las elecciones todas esas opiniones se convierten en un voto. En millones de votos que alumbran una nueva realidad. Y esa es la única verdad.
Asignación, Moreno, autoritario