No pasarán
Esta columna está dedicada a la memoria de Susana Viau, una periodista coraje. POR ALFREDO LEUCO.
Esta columna está dedicada a la memoria de Susana Viau, una periodista coraje.
No pasarán. No deben pasar. Los argentinos no podemos permitir que el gobierno se lleve puesta la libertad de prensa. Hoy existe ese peligro concreto para las instituciones republicanas. El plan sistemático para que Cristina controle todo y que nadie controle a Cristina está funcionando a toda marcha.
Los aprietes, las amenazas y las patoteadas son cosas de todos los días. Es un gobierno autoritario con vocación hegemónica que odia al que piensa distinto y que hace todo lo posible para evitar que se pueda expresar. Con la excusa de ir contra presuntas corporaciones destituyentes, el cristinismo avanza contra la independencia de la justicia y del periodismo.
Es que no soporta otra cosa que el discurso único. Cristina lidera un unicato que se escucha a si misma y que no quiere escuchar a ninguna voz disidente. Solo acepta la obsecuencia, el verticalismo, el sicristinismo. Estamos frente a un cristinato que no se frena ante ningún límite constitucional. Confunden voluntad con fanatismo. Confunden pasión con agresividad. Confunden vehemencia con insultos. Están convencidos que son los dueños de la verdad y la encarnación de la patria. Y que todo el que exprese una opinión distinta es un enemigo al que hay que aniquilar. Son palabras duras pero estamos en un momento en que el gobierno pretende exterminar todas las voces todas.
No pasarán. No deben pasar. Los argentinos no podemos permitir que esta democracia legal se convierta en democradura. Hoy hay redacciones cercadas por rejas por temor a ser invadidas por el gobierno. Periodistas que sufren todo tipo de persecución por el aparato de propaganda del estado que es utilizado para dinamitar este oficio que es el más maravilloso del mundo. Cuentan con la complicidad del periodismo de estado. De los colaboracionistas que todo régimen agresivo necesita.
Hoy están muy nerviosos porque se rompió el miedo y las investigaciones del programa de Jorge Lanata, entre otros, está desnudando la matriz corrupta del estado mafioso. Porque no pueden explicar como un gobierno nacional y popular está plagado de millonarios que peregrinan a la meca de La Rosadita de Puerto Madero. Cristina se cree dueña de la Casa Rosada y todos sabemos que es una inquilina cuyo contrato de alquiler tiene fecha de vencimiento en el 2015.
Nunca antes en democracia se avanzó tanto contra la libertad de prensa. Desde 1983 jamás hubo esta libertad de tan bajas caloría y permanentemente amenazada con todo tipo de represalias. El periodismo que no es crítico se transforma en propaganda. Y propaganda que pagamos todos le sobra a este gobierno que gasta fortunas de todos los argentinos para ocultar la realidad.
No pasarán. No deben pasar. Los argentinos no debemos permitir que nadie nos diga que tenemos que decir, ni que tenemos que pensar. Hay que defender la democracia que es defender la libertad de expresión. No es un derecho de los periodistas. Es un derecho de todos los ciudadanos. El derecho a informarse de la manera más plural y diversa posible. Basta de amigopolios chupamedias. “Compren medios”, fue la orden de Néstor Kirchner. Compraron todo tipo de diarios, radios y canales pero no lograron tener audiencia. Eso es otra cosa. Los lectores son electores. Los oyentes son auditores. Los televidentes son testigos inteligentes. El que consume noticias no es tonto. No se le puede lavar el cerebro como creen desde el poder. Por eso tienen el 80% de los medios y el 0% de credibilidad. A los medios K, les sobra publicidad oficial y privada que prohiben al resto del periodismo, pero les falta consumidores. Solo se escuchan y se leen entre ellos. Masturbación mediática, que le dicen. Tomala vos, dámela a mi.
Es que a nadie le gusta que le vendan gato por liebre ni propaganda disfrazada de periodismo. Basta de hostigar al periodismo independiente. Los argentinos tenemos que ponernos de pié y resistir. Por el país que soñamos. No debemos permitir ningún tipo de censura. Nadie tiene el derecho a censurar el pensamiento. Tenemos que abrir grandes los ojos y quedarnos en estado de asamblea y alerta permanente. No permitir que destruyan la libertad. Es en defensa propia.