El intempestivo anuncio de que Fernando Alonso correrá para Aston Martin en 2023 generó un zafarrancho en la ‘silly season’ de la F1. Habitualmente, los anuncios de ‘fichajes’ empiezan por Spa y el mes de vacaciones estivales europeas suele ser rico en versiones, de las cuales necesariamente una ínfima minoría se concreta (pues muchas se solapan o se contradicen).

En este caso, Alpine, que se enteró ‘por los diarios’ de la ida de Alonso, tuvo que salir a repescar a su piloto téster, el talentoso australiano Oscar Piastri, campeón de todo en la Pirámide FIA de monoplazas y que, una verdadera infamia, no encontró butaca para este año en la F1. Se habló de fletarlo a la Fórmula E, pero en los últimos meses, ante la plétora de errores y la constante falta de ritmo de Latifi en Williams y ante el fracaso a estas alturas inocultable de Ricciardo en McLaren, parecía que Piastri iba a encontrar hueco en otra parrilla. De hecho, estaba casi cerrado (por su representante, el expiloto de F1 Mark Webber) el paso de Piastri a McLaren en lugar de su sonriente compatriota.

Las pocas horas de esta semana fueron frenéticas bajo cuerda para Alpine, que, de no haber rescatado a Piastri para acompañar al brioso Esteban Ocon el año próximo, hubiera tenido que salir a buscar opciones ya descartadas (como Hülkenberg y Ricciardo) en sus tantos bandazos de los últimos años.

Al mal tiempo buena cara, Otmar Szafnauer, jefe de Alpine, definió a Piastri como “Un talento brillante y único. Estamos orgullosos de haberlo formado y apoyado en los difíciles caminos de las fórmulas junior. Con nuestra colaboración en los últimos cuatro años, le hemos visto desarrollarse, madurar y convertirse en un piloto que es más que capaz de dar el paso de ascenso a la Fórmula 1”.