Los regalos que Racing no aprovechó
A la Academia le obsequiaron dos penales totalmente absurdos, uno de ellos cuando sólo quedaba un minuto de partido, y no pudo aprovechar una oportunidad histórica, con una ayuda que le daba su clásico rival.
En el año 1967, la impresionante dupla compositiva de Lennon y McCartney publicó “Con una ayudita de mis amigos”, parte del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. El concepto no pierde vigencia con el paso del tiempo, aunque en este caso, Racing tuvo colaboración de amigos y no tan amigos.
El conjunto de Fernando Gago fue el mejor equipo del año. Nadie sumó más puntos en la tabla anual e incluso alcanzó picos de rendimiento muy alto y una forma de jugar muy vistosa. Sin embargo, tuvo constantes fallas en momentos clave.
Para esta definición recibió ayudas de diversos sectores que no pudo aprovechar. Obviamente, consumada la definición, algunos hechos resaltan y otros quedan un poco más olvidados, pero en este líneas se intentará que todo permanezca en la superficie.
Sin dudas, uno de los hechos que genera que la Academia haya sufrido una de las peores decepciones de su historia es que del otro lado, su clásico rival, haya hecho, más allá de su deber moral, lo que al equipo del Cilindro le convenía. Independiente empató con Boca y mereció ganarle, algo que, en la definición del torneo le dio una chance única al adversario de toda la vida. Incluso, los hinchas que estaban en el Presidente Perón, festejaron, con toda lógica, los goles del Rojo a viva voz.
Pero no fue la única ayuda. La otra, la arbitral, probablemente haga la cuestión bastante más impactante: al conjunto blanco y celeste le cobraron dos penales totalmente inexistentes que pudieron darle el título. El segundo, para colmo, se dio a menos de un minuto del cierre del tiempo reglamentario en el partido, casi como si el destino se hubiese empeñado en cerrar allí la historia y dar casi nulo lugar a que pasara algo más en cualquiera de las dos canchas.
Jonathan Galván remató muy suave, Franco Armani lo tapó contra su palo izquierdo y hoy todos los portales del país reflejan que Boca fue el campeón, pero la historia pudo haber sido muy diferente. Ese tanto le hubiese dado al conjunto de Avellaneda el título, dado que en La Bombonera, el equipo de Julio Falcioni igualó con el de Hugo Ibarra.
Lejos de quedar debajo del tapete, por el fracaso posterior, estas dos decisiones arbitrales puntuales de Pablo Echavarría invitan a revisar muchos de los fallos que ha tenido a favor el conjunto racinguista, tanto en este campeonato, por ejemplo ante Defensa y Justica, como en los últimos pocos años, más allá de que Racing los haya aprovechado o no.