Phelps, en una de las carreras más bonitas de estos Juegos, paró el crono en 1:54.27 para llevarse su vigésima medalla olímpica, decimosexta de oro y tercera consecutiva en esta distancia algo que nadie había conseguido hasta hoy.

Tras el nadador de Baltimore (Maryland) tocaron el muro de la piscina londinense Lochte, con 1:54.90, y el campeón de Europa de los 200 estilos, el húngaro Laszlo Cseh, con 1:56.22.

Phelps dominó la final desde el primer paso con 24.63 en la mariposa, 28.63 en la espalda, 33.33 en la braza y 27.68 en el libre final por 24.79, 29.10, 33.48 y 27.53, respectivamente, de Lochte, mientras Cseh fue más rápido en la braza, con 33.11, pero más lento que los americanos en lo demás, con 25.03 en la mariposa, 29.82 en la braza y 28.26 en el libre.

Los tres nadadores repitieron el podio de Pekín hace cuatro años, pero con el magiar entonces en la plata y el segundo estadounidense en el bronce.

Lochte, que venía de ser tercero en los 200 espalda tras Tyler Clary, tiene el récord del mundo de esta prueba en 1:54.00 desde el Mundial del año pasado en Shanghái cuando estableció uno de los dos récords mundiales que se rebajaron en 2011, los primeros tras la prohibición de los bañadores de plástico en 2010.

De las dos pruebas en la que había un enfrentamiento directo entres las dos estrellas americanas, cada uno ha ganado una, aunque en los 400 estilos Phelps quedó cuarto.

El brasileño Thiago Pereira fue cuarto tras Cseh. Pereira llegó a estar entre los tres primeros, hizo dos pasos, el de la espalda y la braza, en la segunda posición y amenazó seriamente a Phelps, pero en el libre se quedó fuera del podio. El suramericano hizo 1:56.74.