“Bright Minds” la serie policial franco-belga que triunfa con una inusual pareja de detectives
“Astrid y Raphaelle” es el título original de esta ficción que explota con acierto la fórmula de los compañeros antagonistas y que está disponible en Flow.
Las series policiales se reinventan constantemente y cuando parece que no hay nada por agregar aparecen historias que enganchan al espectador por diversos motivos. “Bright Minds” (todavía intento entender porque no respetaron el título original) hace de la relación entre sus personajes principales y la interacción entre ambas su principal virtud.
La trama policíaca es casi una excusa para que Astrid (una mujer de 30 años con asperger) nos conquiste de inmediato con su peculiaridad y sus dotes de observación al mejor estilo Sherlock Holmes. La química con Raphaelle, una detective de homicidios caótica y desordenada funciona de manera natural generando entre las dos una novedosa y cautivante pareja de género.
La serie tiene formato procedimental con 9 episodios que van contando un caso distinto mientras la relación entre ambas mujeres se va haciendo más sólida y disimula lo edulcorado de los casos que deben afrontar y las resoluciones de los mismos.
El personaje de Astrid y su condición está muy bien delineado y no queda circunscripto a algún paso de comedia o un toque excéntrico si no que nos presenta un punto de vista distinto que se proyecta desde un grupo de autoayuda de personas con Asperger que nos muestra que no son un grupo homogéneo si no que cada uno tiene sus propios problemas y particularidades que los “neurotípicos” (como nos llaman) pocas veces entendemos.
En esta primera temporada asistimos al inicio de la relación entre Astrid y Raphaelle unidas en un equipo para resolver los casos más intrincados, que sólo una mente análitica superior como la del personaje podría abordar con éxito. Pero además el desarrollo personal de Astrid superando su necesidad de tener todo controlado y el reconocerse como una persona perfectamente capaz de autogestionarse a pesar de que todos la tratan como un bicho raro (“Se ríen de mi por que soy diferente. Yo me río de ellos por que son todos iguales” le dice en un momento a su mentor) la transforman en un personaje entrañable que empezamos a extrañar en el mismo momento que terminamos el último capítulo.
Desde Mel Gibson y Danny Glover en “Arma Mortal” hemos asistido, con mayor o menor suerte, a variantes de dúos de investigadores y en este caso la suerte nos sonrió. “Bright Minds” justifica el tiempo invertido y nos hace esperar más, algo que va a suceder pronto por que ya hay una segunda temporada y se está produciendo una tercera.