La polémica en Brasil se ha transformado en un real escándalo después de que el ejército encargase 35 mil pastillas de Viagra y, según dicen, unos 60 implantes peneanos para que los uniformados se sientan "potentes".

La compra de implantes de pene por parte del Ministerio de Defensa de Brasil fue por una suma aproximada de 750 mil dólares. “No permitiremos que Bolsonaro convierta a Brasil en una orgía”, tuiteó la congresista de izquierda Vivi Reis cuando las revelaciones provocaron una oleada de indignación y sonrisas en línea.

Los observadores políticos calificaron la "borrachera de Viagra" de los militares como una vergüenza para un presidente populista que con frecuencia se jacta de su supuesta virilidad.

El ejército insiste en que sus adquisiciones son legítimas. La marina y la fuerza aérea afirmaron que usaron Viagra para tratar la hipertensión pulmonar. El ejército alegó que había comprado solo tres implantes peneanos de silicona, en lugar de los 60 informados por los medios brasileños, y que había gastado mucho menos de lo informado.

“El sistema de salud del ejército tiene asignado el tratamiento de pacientes masculinos por varios tipos de dolencias que pueden requerir cirugía para la implantación de dichas prótesis”, dijo en un comunicado en el que señaló que atendía a unos 700.000 pacientes.

Bolsonaro defendió a los militares el miércoles diciendo a los periodistas: “Las fuerzas armadas compran Viagra para combatir la hipertensión arterial y algunas enfermedades reumáticas”. “Con el debido respeto, no es nada”, dijo el presidente sobre la cantidad de medicamento para la disfunción eréctil que se está comprando.

Sea cual sea la verdad, el furor fálico le ha dado a los enemigos políticos de Bolsonaro una oportunidad ineludible de atacar al presidente que suele jactarse de su virilidad. “Bolsonaro y su equipo continúan riéndose en la cara de los brasileños”, se enfureció Elias Vaz, un congresista de la oposición que quiere una investigación sobre el escándalo del remedio para la impotencia.