Un descubrimiento arqueológico en la cueva Manot (en la actual Galilea, en Israel) revela nuevas perspectivas sobre los habitantes del continente asiático de hace 35.000 años. 

Este sitio ha proporcionado evidencia de reuniones ritualísticas, destacando las prácticas sociales y espirituales de los primeros humanos modernos. Un estudio reciente, con participación internacional, resalta el valor de este hallazgo para la antropología.