La crisis energética mundial tiene tambaleando a las grandes potencias, pero también está acuñando ganadores: el principal, Rusia. Durante años, el gobierno del presidente Vladimir Putin ha sido criticado por la negativa de Moscú a avanzar rápidamente hacia la energía limpia. Ahora está cosechando los beneficios de esa decisión, con una Europa, China e India hambrientas de energía que buscan el gas y el carbón rusos como salvadores.

Mientras los líderes mundiales se reúnen en Glasgow para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) el domingo para volver a comprometerse con la lucha contra el cambio climático, el énfasis de Moscú en los combustibles fósiles es lo que podría mantener calientes los hogares en muchas de las economías más grandes del mundo este invierno.

"Todo esto le da a Rusia una verdadera influencia", dijo a Al Jazeera Thierry Bros, analista de la industria energética y profesor de la universidad de investigación Sciences Po en París.

Rusia está preparada para beneficiarse tanto financiera como estratégicamente. Es el hogar de algunas de las mayores reservas de gas y carbón del mundo, y los combustibles fósiles constituyen la mayor parte de sus ingresos por exportaciones.

Con la economía mundial recuperándose a un ritmo histórico y la demanda de energía disparada, los precios de referencia del gas natural alcanzaron máximos históricos en Asia y Europa en octubre. Los precios del carbón son cuatro veces más altos que hace un año.