Buscan a un depravado sexual por el asesinato de Marisol
Es un exhibicionista con antecedentes. Testigos lo ubicaron en la zona donde fue asesinada la mujer.
La investigación por el crimen de Marisol Oyhanart (38), la mujer que apareció estrangulada el martes en las afueras de la ciudad de Saladillo, dio un giro en las últimas horas. En la madrugada de ayer, la Policía allanó dos casas en busca del nuevo sospechoso que tiene el caso: un depravado sexual con antecedentes por exhibicionismo. Distintos testimonios lo ubican en la escena del asesinato, según la información publicada por Clarín.
La fiscal que lleva la causa, Patricia Hortel, y los investigadores mantienen un celoso hermetismo y no deslizaron ningún detalle. Pero no pudieron disimular a los patrulleros allanando dos domicilios, uno ubicado en Rojas y Lope Serrano y el otro en Dellatorre y Martín Fierro. En ninguno hallaron al buscado, definido como “un pesado” del pueblo. Los rumores que cruzaron ayer a Saladillo decían que logró escabullirse de la Policía saltando por los techos.
El sospechoso sería un hombre descripto por distintos testigos, en base a cuyas declaraciones el viernes se logró hacer un identikit. El retrato, incluido en un expediente que ya suma más de tres cuerpos, aún no fue difundido. Los investigadores lo califican como “una pista firme”.
Marisol –maestra jardinera, madre de tres hijos– salió a caminar el lunes a las 15 por las afueras de Saladillo y nunca regresó. A las 18 su marido radicó la denuncia, una vez que su hija mayor lo llamó desesperada al trabajo para avisarle que su mamá no aparecía. Esa misma noche, la Policía, los Bomberos, gente de la Municipalidad y los propios familiares recorrieron el área sin éxito. Recién en la mañana del martes la encontraron muerta en un pastizal, a veinte metros de la calle de tierra que solía transitar, cerca de dos casas ruinosas y abandonadas que hay allí. “Dos taperas”, según los investigadores.
La autopsia arrojó que la mujer había recibido una paliza que la dejó desvanecida: tenía golpes en la frente y el tabique nasal fracturado. El homicida la sacó del camino y la arrastró varios metros por un descampado, donde la ahorcó con sus manos.
Algunas de las primeras hipótesis que se barajaron, y que luego fueron perdiendo fuerza, apuntaban al viudo, Sergio Rachit (39), y al entorno de Marisol.
La Policía tuvo demorado a Rachit durante varias horas el martes, hasta que pudo verificarse que su coartada era verídica y su relato, creíble. De todas maneras, el jueves los hermanos de Marisol dijeron en una entrevista con Clarín que ellos consideraban que era una variante que todavía no podía abandonarse del todo.
Descartada por los investigadores la participación del marido, la causa reposó un instante en la posibilidad de un robo.
Algo que, ante la ferocidad de los golpes que recibió Marisol, parecía poco creíble para un lugar tranquilo como Saladillo. Pero la Policía se basaba en que pudo encontrar sus anteojos y los auriculares que la mujer enchufaba a su teléfono para escuchar música, pero el celular nunca apareció. Tanto ayer como el viernes hubo nuevas búsquedas en la zona para dar con el aparato, aunque sin éxito.
Por eso, la gran duda que persiste en la causa es por qué la mataron. La respuesta ayer era: “Quizás no haya habido ninguna razón ordinaria”.
Hasta ahora se sabía que hubo dos mujeres que vieron pasar e incluso saludaron a Marisol en la tarde del lunes. Hoy se sabe que durante estos días en la causa se sumaron más personas que señalaron a un hombre del pueblo con antecedentes, que habría sido visto en la zona adonde apareció el cuerpo en varias oportunidades. Alguien que, tiempo atrás, incluso fue denunciado al menos una vez por comportamiento obsceno. “Es un pervertido que se exhibe ante mujeres en la zona de las taperas”, deslizó un vocero.
La Policía Bonaerense desplazó a Saladillo más de 60 hombres para trabajar en esta investigación, que de todas maneras espera el análisis de algunas muestras que fueron enviadas a La Plata para ser peritadas. Según fuentes del caso, pudieron levantarse rastros genéticos que eventualmente servirían para un cotejo de ADN.
Ni la fiscal Hortel ni los jefes policiales asentados en la ciudad deslizaron detalles pero, según pudo saber Clarín, la principal hipótesis del crimen está orientada a la posibilidad de un “femicidio”. ¿Cuál sería el móvil? “El motivo ante algo así no es necesariamente la clave, quizás no lo haya. Lo que acá define todo son las características del tipo que mata”, dijo una fuente.
Hay gente que tiene miedo, a pesar de que el caso incluso convocó a Saladillo al propio jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin, quien vino el jueves y se reunió con los familiares de Marisol. “Hubo mujeres que estuvieron en la marcha que se hizo pidiendo justicia y que luego fueron llamadas a declarar ante la fiscal y no quisieron presentarse por temor”, señaló un vocero de la investigación.
A pesar de que tiene 25.000 habitantes, Saladillo es como un pueblo chico en el que todos se conocen. El último crimen registrado aquí fue en 2011. Ahora, todos se miran con desconfianza y temor.