11 tipos de inteligencia y sus características
Te contamos sobre los tipos de inteligencia según el filósofo Charles Handy. Descubrí qué tipo de intelecto tenés y cuánto se puede desarrollar.
Por Daniela Minotti para buenavibra.es . ¿Cuán inteligente sos? ¿Qué tipos de inteligencia tenés? Todo entorno social pone a prueba la capacidad de entender, razonar y aprender. Esto se hace evidente en la escuela, donde se reúnen varias cabezas en una carrera por acumular conocimiento.
Muchas veces la inteligencia se relaciona con otras cuestiones, como, por ejemplo, el éxito, que promete ser mayor cuanto más elevado es el coeficiente intelectual. Pero la realidad es mucho más individual.
Tal como el éxito puede significar distintas cosas para muchos, la inteligencia también tiene su multidimensionalidad. Te contamos qué tipos de inteligencia existen, según el filósofo irlandés Charles Handy.
Tipos de inteligencia: las clásicas
En su libro A Hungry Spirit: Purpose in the Modern World, Handy expone tres tipos de inteligencia que las instituciones educativas, en general, consideran. Estas son:
Inteligencia factual: capacidad de retener datos, tal como una enciclopedia.
Inteligencia analítica: la habilidad de razonar y conceptualizar.
Inteligencia numérica: esto supone tener facilidad con números de todo tipo.
Este filósofo explica que las inteligencias que naturalmente están en uno se desenvuelven más rápido, aunque en realidad todas pueden cultivarse. Y se pueden nombrar muchas más.
Los otros 8 intelectos
Todos empezamos con al menos una de estas inteligencias. La buena noticia es que cualquiera de ellas puede desarrollarse en el aprendizaje. Estas son:
Inteligencia lingüística: supone tener cierta facilidad con el lenguaje.
Inteligencia espacial: la capacidad de reconocer patrones en las cosas.
Inteligencia atlética: este tipo de intelecto suele ser llamado de otra manera, como don o talento. Pero, para Handy, la facilidad en todo tipo de deporte es una forma de ingenio.
Inteligencia intuitiva: se refiere a la habilidad de reconocer lo que no es inmediatamente obvio.
Inteligencia emocional: hoy es una de las que más atención recibe, sobre todo entre los jóvenes. Incluye la autoconciencia, autocontrol y automotivación, esenciales para cualquier etapa de la vida.
Inteligencia práctica: también se la conoce como sentido común. Supone ser capaz de reconocer lo que debe hacerse y qué es lo que se puede hacer al respecto.
Inteligencia interpersonal: una capacidad visible en muchos líderes. Es la habilidad de movilizar a otros para que las cosas se hagan con y a través de ellos.
Inteligencia musical: un intelecto visible en cantantes y quienes tocan instrumentos, con oídos agudos para este arte.
¿Que tipo de inteligencia tenemos?
Conocer el tipo de inteligencia que se posee puede ayudar a entender cómo pensamos y los verdaderos intereses. Pero queda pendiente cómo descubrirlas.
En su libro, Handy comenta que las escuelas deberían ayudar a los jóvenes a construir su perfil intelectual, para luego alentarlos a desarrollar las inteligencias que ellos prefieran y, a partir de entonces, ver la mejor forma de emplearlas.
¿Qué hacer con este intelecto?
Ante la multidimensionalidad de la inteligencia, Handy ofrece ciertas reflexiones. Cuando uno descubre la principal habilidad que se tiene, eso aporta a la autoconfianza, algo esencial para el aprendizaje. También, conocer el tipo de inteligencia revela la diversidad de intelectos y la importancia de competir contra uno mismo, para superarse.
Considerar los tipos de inteligencia pone en perspectiva las inteligencias clásicas, que suelen recibir más atención de las instituciones educativas. Por ejemplo, con tanta información disponible en internet, los medios y otras fuentes, puede balancearse el valor del contenido que se aprende y con él cómo se aprende.
Más allá de qué tipos de inteligencia se tengan y el valor interno y externo que se les dé, descubrir el propio perfil intelectual y el desarrollo de la inteligencia emocional es, según Handy, el inicio del viaje, propulsado por la curiosidad. y ya con esa base, no queda más que volcar estas capacidades en cada experiencia que se tiene, para aprender como siempre se hizo: reflexionando sobre lo sucedido.