Cruce de Los Andes 2011: La marcha de la mula
(Por Esteban Jacyna) La marcha no se mide en kilómetros. No se cuentan las trepadas, los llanos engañosos, los recodos ni los respingos. Las distancias se miden en horas. Nos avisan que serán 4, hasta el próximo descanso. A lo mejor habrá que detenerse porque un gendarme atento, nos alerte por una cincha floja. Si así fuera, el instante del pie en tierra pasará fugaz.
(Por Esteban Jacyna) La marcha no se mide en kilómetros. No se cuentan las trepadas, los llanos engañosos, los recodos ni los respingos.
Las distancias se miden en horas. Nos avisan que serán 4, hasta el próximo descanso.
A lo mejor habrá que detenerse porque un gendarme atento, nos alerte por una cincha floja. Si así fuera, el instante del pie en tierra pasará fugaz.
Las mulas, buscando su comodidad, trampean inflando las barrigas en el momento en el que les ajustan la montura. Hay que seguir, pero atentos.
Por momentos las bestias unen hocicos y colas en una fila interminable formando un cuerpo colectivo. Alguna asoma su cabeza y parece intentar il sorpasso; abandona el intento. Parece reflexionar. De un lado un paredón lo impide, del otro el precipicio lo desaconseja.
Sigo confiando y verifico que la punta de la bota sea la que se apoya en el estribo. Me afirmo y me preparo para una eventualidad.
Soy un testigo pasivo.
Orejas, piedras, riendas, estribo. Mula
Me lleva. Parece saber.
VER FOTOGALERIA LA MARCHA DE LA MULA.