La globalización y la presión en comunidades indígenas por integrarse a la cultura dominante están acelerando la desaparición de cientos de lenguas en todo el mundo, lo que supone más que una pérdida de palabras la destrucción de una forma de ver la vida, según expertos reunidos en Quito. De los 6.000 idiomas censados en el planeta, más de 2.500 están en riesgo de desvanecerse, según la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el andoa ecuatoriano, del que queda tan solo un hablante, y el zápara, que dominan seis ancianos. Con ellos se perderán irremisiblemente conocimientos naturales, además de una manera de concebir el espacio, el universo y la relación con otros seres humanos, resaltó Marleen Haboud, la coordinadora de un congreso internacional sobre el tema que se celebró esta semana en la Pontificia Universidad Católica de Quito.

Por ejemplo, el mohawk, la lengua de una tribu indígena de la confederación iroquois que vive entre Estados Unidos y Canadá, no sigue la estructura tradicional de sujeto, verbo y predicado, que es la base del inglés o el español. Sus hablantes colocan primero la información que ellos creen que es más importante para el oyente, independientemente de si es un nombre, un adjetivo o una acción, explicó Marianne Mithun, una lingüista estadounidense que desde hace décadas ayuda a recuperar ese idioma.

Lenguas diferentes "muestran las maneras distintas en las que la mente humana puede codificar, entender y sistematizar el mundo, la experiencia, y son formas que nunca se nos ocurrirían a nosotros si solo hablamos una lengua europea", opinó Mithun. Según ella, de las trescientas lenguas documentadas en Norteamérica, a mediados de esta década tan solo sobrevivirá una docena.

Los continentes donde la amenaza es mayor son Oceanía y América, y así, en Brasil 190 idiomas están en peligro, en México 144, en Colombia 68 y en Perú 62. "La desaparición de las lenguas está cada vez más acelerada", se quejó Haboud, que lo achaca a la "globalización", pues poblados que antes se encontraban aislados "están ahora prácticamente viviendo en toda la modernidad, tan avasalladora". Más que presiones externas para imponer una lengua, las comunidades a menudo abandonan su propio idioma por un deseo de integrarse en la sociedad mayoritaria y tener mejores perspectivas económicas, de acuerdo con los expertos.