Graciela, mamá de Fernando: “Le patearon la cabeza sin piedad mientras mi hijo imploraba"
Graciela, acompañada de su marido, Silvino, fue autorizada por la jueza a decir unas palabras antes de que comience el alegato de Tomei, el abogado de los rugbiers y luego volvió a hacer declaraciones una vez fuera del recinto.
La palabra de Graciela, la mamá de Fernando Báez Sosa, conmovió a todos los presentes en el juicio por el asesinato de su hijo. Este jueves al mediodía, antes de los alegatos de la defensa, pidió la palabra: “No le tuvieron piedad”.
Acompañada de Silvino, papá de Fernando, dio un breve pero conmovedor testimonio:
“Buenos días para todos. La verdad es que nunca pensé que estaría en este lugar. Siempre pensé que algún día mi hijo se recibiría y que estaría viendo como él defendía a la gente. Nunca pensé estar presenciando el asesinato de mi hijo. Me costó muchísimo estar en este lugar. Nunca me atreví a mirar los videos y acá los vi reiteradas y miles de veces. Me costó horrores ver la forma en la que asesinaron a mi hijo.
Es una angustia que nunca podré olvidar, cuando mi hijo levantaba la mano implorando piedad mientras le seguían dando patada tras patada y tenía esa sensación como madre de tirarme sobre él, de poder ayudarlo para que esas patadas fueran para mí porque yo daría la vida por mi hijo, un hijo bueno, decente, que nunca creyó en la maldad.
Quiero justicia por mi hijo, que paguen lo que hicieron, no le tuvieron piedad para nada, solo deseo justicia".
A continuación, comenzó el turno de alegar para Tomei, abogado de los acusados, quien dijo estar conmovido por las palabras de Graciela aunque dijo sentirse “en un plano de inferioridad” por tener que hablar después que ella.
Una vez finalizada la jornada del juicio, los padres de Fernando dejaron el recinto y volvieron a hacer declaraciones. “Ninguno de los acusados nos miró a los ojos. Me duele en el alma todo lo que le hicieron a mi hijo. Acá hay una sola víctima y se llama Fernando José Báez Sosa, asesinado de la peor manera. Le destruyeron el cuerpo, le patearon la cabeza sin piedad mientras mi hijo imploraba levantando su mano”, concluyó contundentemente Graciela.