No a Cristina eterna
En los últimos tiempos hubo varias reacciones positivas de la oposición al gobierno de Cristina. Pese a la disparidad de fuerzas, los parlamentarios se las rebuscaron para ponerle límites a los atropellos más escandalosos del oficialismo.
En los últimos tiempos hubo varias reacciones positivas de la oposición al gobierno de Cristina. Pese a la disparidad de fuerzas, los parlamentarios se las rebuscaron para ponerle límites a los atropellos más escandalosos del oficialismo. Pudieron voltear la vergonzosa candidatura de Daniel Reposo a ser Procurador General de la Nación, por ejemplo.
Defendieron y evitaron el derrocamiento de Leandro Despouy en la Auditoria General. Respaldaron y contuvieron a muchos integrantes de la justicia que están sufriendo un ataque feroz, sin antecedentes. Y finalmente, 28 senadores se comprometieron públicamente a no permitir ningún tipo de atajo para habilitar a Cristina Fernández a que sea nuevamente candidata a presidenta en el 2015. En estas horas se van a sumar un centenar de diputados a la movida republicana que no hace otra cosa que ponerle obstáculos a la prepotencia del vamos por todo. Con esas cifras, no hay ninguna posibilidad de que se logren los dos tercios de ambas cámaras para declarar la necesidad de la reforma constitucional.
Por lo menos hasta las elecciones parlamentarias del año que viene donde 7 de esos 28 senadores dejarán sus bancas. De todos modos, las encuestas indican que ese número de 28 senadores antireelección, podría aumentar en lugar de disminuir. Fue una jugada pluralista porque hay peronistas, radicales, del Frente Amplio Progresista y diputados macristas. Fue un hecho político astuto que pone en manos de la sociedad la decisión de permitirle o no a la presidenta que se vuelva a presentar. Hasta ahora, es la única persona que por ley lo tiene prohibido. Si la sociedad quiere habilitar la reelección deberá votar masivamente las listas del Frente para la Victoria en todos los distritos. Y si no lo quiere, deberá optar por cualquiera de las listas opositoras.
Algo debe quedar claro para siempre. La Constitución es sagrada. No debe ser manoseada ni convertida en un traje a medida de quien está en el poder.
Otro dato que vale la pena incorporar para el análisis. ¿Sabe que países de la región tienen reelección eterna? Escuche bien, por favor: Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Por el contrario, entre nuestros vecinos los que no permiten la reelección indefinida son Brasil, Uruguay, Chile y además, México y Estados Unidos. Las últimas encuestas dicen que si Tabaré Vazquez, Lula o Michelle Bachellet, se presentan en las próximas elecciones, van a ganar con amplitud. Fueron buenos presidentes, populares y democráticos, construyeron una sociedad mas equitativa, mas libre y participativa y, además, respetaron la Constitución y se negaron a reformarla en su propio beneficio pese a que todas las encuestas les daban altísimos porcentajes de imagen positiva.
En Argentina hay una resistencia natural a creer en los hombres o las mujeres providenciales. Gran parte de la sociedad ya aprendió que los grandes cambios son a través de las instituciones, porque son plenamente legales y permanecen en el tiempo, no se evaporan cuando el líder deja el escenario por cualquier motivo. En todas las encuestas, la gran mayoría prefiere la alternancia porque sabe como dijo Lula que es el ADN del sistema democrático.
Reformar la Constitución sería otro pecado. Como dijeron los senadores: hay que cumplir y no modificar esta Constitución tan nueva y tan llena de derechos.
Uno de los 28 senadores fue bien gráfico el día del anuncio: “A partir de 2015, tendremos un nuevo presidente”. Es muy probable que eso sea cierto, pero todavía no es absolutamente seguro. El año que viene hay elecciones y el voto del pueblo será el que tenga la última palabra, como corresponde. Vox populi, vox dei.