Pregunta inquietante: ¿Cuál fue el mensaje de los aplausos y ovaciones con las que ayer despidieron a Juan Pablo Schiavi? ¿Qué nos quisieron decir los funcionarios aplaudidores? ¿Qué Schiavi es un genio? ¿Qué es un excelente funcionario que hizo las cosas bien? ¿O fue una ofensa más del rosario de ofensas que vienen recibiendo los familiares de los 51 muertos y más de 700 heridos? ¿Esto es lo que tiene para decir el gobierno respecto de la masacre de Once? ¿Qué está todo bien? ¿Qué no tienen culpas ni responsabilidades? ¿Qué no se hacen cargo de nada? La jura del nuevo secretario de Transporte por momentos fue una autocelebración patética.
 
¿Cuál era el motivo del festejo y la euforia exaltada del ministro? El rosario de torpezas del oficialismo en este tema ayer tuvo su coronación con dos frases que fueron verdaderas provocaciones hacia quienes todavía tienen el dolor en carne viva por haber perdido a sus seres queridos en un siniestro ferroviario anunciado y evitable. El ministro De Vido, ayer fue denunciado penalmente por el radicalismo. Su primera puñalada conceptual fue decir que los muertos que no se producen no se contabilizan nunca. ¿Eso celebraban? ¿Los muertos que no murieron? ¿Qué no hayan producido mas muertos que 51? Incomprensible. Una demostración de que la obsesión por sacarse las culpas de encima los entierra cada día un poco más. No hubo un solo reconocimiento de ningún error.

El gobierno no hizo nada mal. Hizo todo tan bien el ministro Julio de Vido que Schiavi fue aplaudido y fue reemplazado por alguien de su confianza. De Vido dijo que a ellos como militantes les interesa el juicio de la historia. Fue ampuloso y pretencioso, pero allá él. A los ciudadanos que fueron víctimas de la red mafiosa de complicidades entre el estado y la empresa concesionaria de TBA les interesa un juicio más objetivo y cercano. El que se va a desarrollar con la causa que lleva adelante el juez Claudio Bonadío y que va a establecer culpas y responsabilidades con nombres y apellidos.
 
La historia va a tardar un poco mas en decir que marca dejaron De Vido y Schiavi en este país. Pregunta chicanera. Si todo se hizo tan bien y no hay nada que corregir, ¿Hubieran aplaudido también a Ricardo Jaime? ¿O de Vido de eso no se hace responsable porque Jaime reportaba directamente a Néstor Kirchner? Otra consulta: ¿Dentro de 60 días cuando Schiavi tenga el alta médica, volverá a ser funcionario en otro puesto de lucha del gobierno? Desde que se produjo la tragedia de Once que enlutó e indignó a todos los argentinos, el gobierno se mostró shockeado, dubitativo y errático. Desde la presidenta que desapareció 5 días de la escena hasta las declaraciones públicas de los funcionarios involucrados. Mario Wainfeld que es un respetable periodista que mira con simpatía al gobierno escribió que las palabras de Schiavi fueron “torpes, frívolas e insensibles” y que “no tuvo la mínima nobleza de pedir disculpas”.
 
Ese funcionario ayer fue ovacionado en tres oportunidades como si fuera el Maradona campeón del mundo de 1986 según dijo Pablo Gagliano, nuestro periodista acreditado en Casa de Gobierno. Julio Bárbaro escribió ayer que “la burocracia se asusta ante la duda y por miedo a asumir la propia se dedica a perseguir la ajena”.

Fueron aplausos que tenían un mensaje claro: señoras y señores, aquí no ha pasado nada. De Cirigiliano, mejor no hablemos. De autocrítica, tampoco. Seguimos como siempre. Vamos para adelante y demos vuelta la página. Nunca menos. En otros tiempos eso se llamaba obediencia debida. Ahora, obediencia De Vido.