En las últimas semanas, y a partir del gran debut de Franco Colapinto en la F1, desde el Gobierno argentino salieron a expresar más de una vez la intención de volver a traer un Gran Premio al país. Pero esta semana Daniel Scioli declaró que se reunirá el 1 de noviembre en Brasil con los directivos de Liberty Media (dueños de los derechos comerciales de la F1) para analizar una pronta vuelta del GP de la Argentina al Autódromo Gálvez.

No obstante, ¿Qué posibilidades reales hay de que la máxima vuelva a nuestro país tras la última competencia, realizada en 1998? Desde el punto de vista de la economía del país, no hay duda: salió a finales del siglo porque la economía argentina es un desastre, y un cuarto de siglo está muchísimo peor. Sin embargo, el marketing tiene sus vericuetos y el Gran Circo ha tomado conciencia de pronto, con la aparición de Colapinto, de que Brasil no es el único mercado lleno de fanáticos de la categoría en Sudamérica. 

Un segundo punto es el circuito: ¿Cuántos millones (¿decenas? ¿centenares?) hacen falta para poner el Gálvez en nivel de Grado 1? Tercer punto: ¿Quién pondría ese dinero? ¿Es viable una inversión de ese tipo sin asegurarse la F1 por al menos una década? ¿Y quién en la Argentina, salvo el Estado, podría pagar semejante canon?

Si se pergeñara un consorcio privado o público-privado para subsanar todos estos problemas, y se consiguiera el dinero para conformar a Liberty Media, todavía queda un problema: ¿Cuántos lugares hay en el calendario de la F1 para más carreras?

Hoy por hoy, Liberty Media se planta en veinticuatro carreras por año. Con los mecánicos llegando el martes o miércoles al circuito, más fechas por año obligarían a rotar equipos. Mi humilde opinión es que, con un calendario bien organizado, se puede disputar un campeonato de casi treinta fechas empezando en la primera semana de marzo y terminando en la última de noviembre, sin tener jamás tres fines de semana seguidos de carreras y manteniendo el parate de tres fines de semana durante agosto. Pero bueno… sería demasiado pedirle a Stefano Domenicali, acuciado por los tironeos de equipos, FIA y promotores, un calendario coherente. 

En este marco, hay siete contratos que se terminan en 2025, por lo que la primera gran fecha para entrar en la F1 es tan pronto como 2026: ¿llegarían con obras? Están de salida Shanghái (que de la pandemia para acá ha estado ausente, pero es un mercado fundamental a conquistar, todavía, el chino), Imola (sobra, si está Monza, que es es preferible), Montecarlo (es inimaginable una F1 sin Mónaco, pero…), Spa (un templo varias veces profanado por la FOM/Liberty Media), la propia Monza y México. Resumiendo: al menos dos o tres de estos Grandes Premios pueden salir. 

¿Quiénes pueden entrar, además de la Argentina? Sudáfrica evalúa Johannesburgo y Ciudad del Cabo (donde se realizó una carrera de Fórmula E el año pasado), y continuaría la tendencia de Liberty Media de multiplicar los circuitos callejeros en el calendario. En África, también Ruanda se ha candidateado, con chances serias según Domenicali… Corea del Sur ha propuesto recientemente un callejero en Incheon, en lugar del malhadado mixto de Yeongam que la F1 visitó un par de veces, y es otro mercado muy potable. Y finalmente hay dos trazados europeos que para los espectáculos son fantásticos: la montaña rusa de Istanbul Park, en Turquía (donde la F1 nunca le movió un pelo a nadie) y el recortado Hockenheim, circuito corto que suele dar carrerones. 

En este contexto, Daniel Scioli aprovechará la visita de la F1 en noviembre para reunirse en São Paulo con los dirigentes de Liberty Media. El exgobernador bonaerense asegura que hay inversiones privadas para respaldas el intento de recuperar la sede del Autódromo porteño, que recibió a la máxima por última vez en 1998, con el argentino Tuero en pista y Michael Schumacher triunfante con una Ferrari que se estaba preparando para aniquilar a sus rivales en el primer lustro de los años 2000.