En principio se presentaba como un duelo muy parejo y así fue. El Chelsea del argentino Enzo Fernández perdió 1 a 0 contra el Borussia Dortmund en Alemania por la ida de los octavos de final de la Champions League. En un duelo parejo y atractivo, la diferencia la sacó Karim Adeyemi, para el local.

Durante la primera mitad el conjunto local tuvo más tenencia y mejor circulación de la pelota. A pesar de ello, y de que tuvo sus oportunidades de convertir, la chance más clara de gol fue para el conjunto inglés, que se dedicó a contraatacar y lo hizo bien. Joao Félix, en una de esas transiciones, estrelló un remate en el travesaño.

En ese contexto, Enzo Fernández, titular en el equipo londinense, no estuvo del todo cómodo. Jugó como el volante más retrasado y debió dedicarse a intentar cortar circuitos de juego, sin tener gran éxito, y no pudo ser el conductor de un equipo muy volcado hacia su propio campo.

En el complemento, el esquema se invirtió. El conjunto de azul salió con mayor seguridad, a tener la pelota y a posicionarse unos metros más arriba. Cuando mayor calidad de fútbol generaba, mejor estaba en el partido y más cómodo se lo veía al ex mediocampista de River, sufrió el golpazo del gol rival.

Todo surgió de una pelota parada en favor del equipo que dirige Graham Potter en la que Kai Havertz casi abre la cuenta de cabeza. No pudo, y en el contraataque de esa acción le convirtieron. Adeyemi condujo 50 metros a una velocidad notable, encaró a Enzo Fernández que había quedado como último hombre, lo superó holgadamente en velocidad, gambeteó al arquero y definió sin oposición.

El equipo del argentino campeón del mundo mantuvo su postura, profundizó el dominio y mereció claramente el empate. Kalidou Koulibaly tuvo la mejor oportunidad tras una buena jugada elaborada por la derecha. Pateó, venció la resistencia de Gregor Kobel, que alcanzó a tocarla pero no a desviarla, y cuando se metía Emre Can despejó en la línea. En la última, además, Enzo Fernández sacó un remate de afuera que hizo lucir al arquero.

La serie quedó completamente abierta y el panorama no podría ser más imprevisible. No sólo por el resultado corto, sino también por la dinámica de un primer partido muy parejo, con dominio cambiante, que no permitió concluir que ningún equipo haya sido claramente superior al otro. Todo se resolverá en la vuelta del 7 de marzo, que se jugará en Stanford Bridge.